La Fundación Ars Incognita considera importante, con razón, proteger y difundir la música de hoy y dar cauce a los artistas jóvenes. Fruto de este criterio es la colección hace poco iniciada de la que estos dos discos son buena muestra. Estamos ante seis obras de otros tantos autores, tocadas impecablemente por el Quinteto Sorozábal, uno de nuestros más modernos y competentes conjuntos. Músicas todas ellas de distinta pero indudable calidad. Vamos desde la escritura clara, de un sonriente y lírico contrapuntismo, de Martín Zalba (Quinteto azul), a las luces y sombras, cuajadas de sonoridades misteriosas, de susurros, de Javier Jacinto (Quinteto nº 2, a la memoria de Chillida); de los puntos y líneas, lejanamente webernianos, de Jesús Echeverría (Cuatro movimientos), al expresionismo de estupenda animación rítmica y variados ostinati de Juan Carlos Pérez (Zazpi danza); de la sobria construcción por estratos, tan hindemithiana, de Francisco García (Quinteto nº 3), a los juegos fantásticos de Hilario Extremiana (Divertimento Termes III).