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Antonin Dvorák
Los amantes testarudos
2 septiembre, 2004 02:00
Antonin Dvorák, de cuya muerte se han cumplido en mayo pasado cien años, quiso ser sobre todo un músico de escena. Escribió varias obras líricas, la más conocida esa maravilla que es Rusalka, e hizo algún intento en la parcela cómica, de lo que es buen ejemplo esta obra cuya grabación juzgamos, Turde Palice, Los amantes testarudos, estrenada en 1881, que cuenta el típico asunto de jóvenes que se resisten a casarse por imposición. Dvorák creó un animado tejido en el que no hay diálogos hablados, sino un hábil y melodioso entramado perfectamente articulado, en el que se suceden los recitativos, el arioso, las arias y los conjuntos a lo largo de 76 minutos. El músico supo fundir con inteligencia e inspiración elementos propios y procedentes de las óperas cómicas francesa e italiana, junto a esquemas del singspiel. Planea sobre la obra el espíritu de Las alegres comadres de Windsor de Nicolai (1849). Interpretación apropiada, con voces de poca monta, pero en estilo. Como el dinámico acompañamiento de Belohlavek. única grabación en el mercado.
