Esta ópera fue estrenada en La Scala en 1903 con lisonjero éxito, cuando Giordano ya había escrito y presentado sus célebres. Andrea Chénier y Fedora. El Festival del Valle de Istria de Martina Franca se preocupó el pasado año en resucitar y luego grabar en vivo este título, que nos permite percatarnos de la vena melódica y los eficaces efectos melodramáticos del autor. La trama -basada en retazos de Recuerdos de la casa de los muertos de Dostoiewski, utilizada más tarde por Janácek- cuenta la peripecia de una mujer que sigue al exilio siberiano al hombre que ha matado al amante que la sostenía. Al final, tras un pasaje irisado muy wagneriano, ella muere de un disparo de acuerdo con la revisión realizada por Giordano en 1927. Esta interpretación es hoy la única en disco. Los protagonistas son Francesca Scaini, con exceso de vibrato pero que dice con pasión, y el tenor Jeong-Won Lee, de generoso caudal y timbre agradable, pero técnicamente en mantillas. Benzi lleva con cierta soltura el fluir melodramático apoyado en la Orquesta Internazionale d’Italia.