Escuchar esta temprana obra de Ponchielli ayuda a comprender los porqués de los "compositores de una sola obra". Al autor se le recuerda hoy tan solo por su Gioconda. Verdi adoraba a Manzini, sin embargo no se atrevió a elegir la célebre I promessi sposi para una de sus óperas. Ponchielli sí se atrevió con los amores de Renzo y Lucia. La partitura contiene algunos momentos interesantes, principalmente en los actos tercero y cuarto, pero realmente hoy nos sirve para comprobar que las ideas que finalmente afloraron en Gioconda con toda su fuerza estaban ya en su cabeza desde la juventud. Muchos de los temas de esta pieza son claros precursores y suenan mucho al drama veneciano. Lástima que buena parte de la versión sea tosca y esté más gritada que cantada.