Tres historias enlazadas por la voz de su narrador componen este libro. En la que le da título, un personaje odioso debe enfrentarse a sus terrores y a sí mismo, simbolizados en un aparato de gimnasia tan grotesco como terrorífico. En Historias de detectives, un grupo de jóvenes se entretiene relatando sus peripecias, de las cuales las mujeres y el crimen son los absolutos protagonistas. La curiosidad del volumen la sirve el tercer relato, El fantasma del cine Roxy, no sólo por la temática no-realista -infrecuente en Marsé- sino porque sirvió de inspiración para la canción de Joan Manuel Serrat que lleva casi el mismo título: un homenaje al cine de la infancia y a sus protagonistas.