Cynthia Rimsky retrata a nuestra sociedad hipócrita y corrupta en 'Clara y confusa', Premio Herralde de Novela
- La escritora chilena arremete contra las relaciones tóxicas y las administraciones que dilapidan el dinero público mientras sobreviven envilecidas.
- Más información: Xita Rubert y Cynthia Rimsky comparten el 42.º Premio Herralde de Novela
Cynthia Rimsky (Santiago de Chile, 1962) es la flamante Premio Herralde de Novela 2024, un galardón conseguido ex aequo con Xita Rubert. Profesora de la Universidad Nacional de las Artes de Buenos Aires, Rimsky es autora de varias novelas, algunos de cuyos títulos se podrían vincular con Clara y confusa. Me refiero a Los perplejos, de 2009, y a El futuro es un lugar extraño, de 2016, porque su nueva novela recoge una historia singular que busca la admiración del lector tras haberle hecho transitar por la perplejidad.
Lo procura desde el inicio, cuando el que cuenta hace esta enigmática afirmación: "No es casual que esta historia llegue a sus vidas. Significa que están preparados para entender que ningún copo de nieve cae en el lugar equivocado".
Este narrador es un fontanero acostumbrado a las filtraciones fantasma, aquellas que solo se oyen y en las que no hay rastro de humedad. Un día, y de forma casual, observa cómo, en una sala de exposiciones, una artista plástica baja uno de sus cuadros y se cuelga en su lugar.
Este hecho, absolutamente desconcertante, deja atónito a nuestro cronista, un hombre muy empático que, a partir de entonces, comenzará con Clara –así se llama la pintora– una relación amorosa de dependencia que acabará resultándole frustrante. Se basa en un apego tóxico cuyo argumentario por parte de ella no solo es egoísta, sino que además resulta inconsistente. Al mismo tiempo, el narrador descubre que el gremio de los plomeros está dominado por una corrupción sistémica a la que nadie excepto él parece dar importancia.
Además, por esta trama fascinante se pasearán mujeres aficionadas al whisky, un juez infiel, una crítica de arte que se mueve entre la maldad y el disparate, una artista en los márgenes del establishment, un conjunto de cubiertos desparejados, un serrucho de mango telescópico, un ataúd alquilado, un coche de lujo como insignia de poder, la fiesta del pastelito y un grupo de plomeros cuyos nombres, a todas luces motivados (Hacerruido, Del Caño, Abrigao, Finoli o Huérfano), incorporan claves de lectura.
También las aporta algún diálogo entre los personajes, por ejemplo, cuando se refieren al valor que, frente a las palabras, tiene "lo que está detrás de nuestros actos". Es importante, así mismo, saber que nos encontramos ante un narrador con un conocimiento parcial de la realidad, alguien que especula, que duda y que quizá se equivoque, aunque es igualmente posible que oculte información porque no le interesa compartirla.
Esta novela es una reflexión lúcida, amarga y divertida sobre el hombre de hoy y la sociedad que lo devora
La novela es un reflejo de nuestro mundo. Dibuja una sociedad falsaria, dominada por relaciones perniciosas, en la que las personas mienten sin escrúpulos, gobernada por instituciones que no se mueven por el bien común y administraciones que dilapidan el dinero público mientras sobreviven envilecidas. El reproche también se extiende a los individuos acríticos, a la ambición desmedida, a las aglomeraciones humanas, a la arbitrariedad y a la dureza de corazón. Clara y confusa (el paradójico título lo dice todo) es, en definitiva, una reflexión lúcida, amarga y a ratos divertida sobre el hombre de hoy y la sociedad que lo devora.