A lo largo de 30 años, Emma Kirkby (Camberley, Surrey, 1949) ha sabido explicar con su voz clara los secretos del barroco. En su haber figuran varias decenas de grabaciones en las que la cantante ha matizado, con criterios muy firmes, multitud de obras de Purcell, Haendel, Gluck y, por supuesto, Juan Sebastián Bach. El estilo de la ya talludita soprano es fiel al modo de hacer del XVIII, aunque a veces no nos resulte del todo agradable esa monomanía de evitar el natural vibrato de la voz e infantilizar un timbre ya de por sí claro y aniñado. Pero el cuidado de los acentos, los reguladores, la expresión contenida, aunque no fría, son factores que ennoblecen sus pulcras ejecuciones, que aquí aparecen, en este disco dedicado al gran Cantor, unidas a las de la magnífica Orquesta Barroca de Friburgo. La atractiva tímbrica de la agrupación empasta con la Kirkby, de tal modo que podemos escuchar muy resaltables interpretaciones de las cantatas 82 y la 199. Como complemento se ofrece una animada versión del Concierto para oboe y violín.