Resulta sorprendente, aunque no inesperado, cuanto está sucediendo en la Scala de Milán. Ricardo Muti se ha convertido en un auténtico dictador musical y ello no sólo se refleja en las luchas internas, ceses y huelgas, sino, y casi peor, en la propia producción artística del teatro.

En los últimos meses se van editando varias óperas de las allí representadas en la era Muti desde los años ochenta. La mayor parte de ellas están dirigidas por el propio napolitano (Vespri Siciliani, Guillermo Tell, Lo Frate ‘nnamorato, La donna del Lago, Attila, Cosi fan tutti, Don Giovanni, etc) y alguna por terceros como Ranzanni (Lucia di Lammermoor), Gavazzeni (I due Foscari, Adriana Lecouvreur), Maazel (Fanciulla del West). No hay ediciones de grandes batutas, pero es que tampoco han dirigido en la Scala. Son consecuencias de la perversa dualidad director artístico-director orquesta y la tendencia a evitar posibles comparaciones desfavorables.

Si bien las lecturas de Muti suelen ser acertadas y vibrantes, en general el nivel no llega a las alturas deseadas. Una parte se debe a unas puestas en escena poco ambiciosas -en las carátulas no figuran los responsables- y de otra por los intérpretes. Queda claro que Muti no es un experto en voces y que la asignación de repertorios ha sido perjudicial para algunos artistas. Da pena escuchar a un Chris Merritt como Arrigo de Vísperas o a la misma Studer como Elena. Corría 1989 y estos papeles les pasaron factura. Hay naturalmente casos opuestos y así también hallamos la nobleza de Bruson, la inteligencia de Zancanaro, la facilidad de Devia, etc.

Basta retroceder una década para contemplar, también en DVD pero bajo otros sellos, las producciones anteriores al periodo Muti. Cierto que había más nombres de peso, pero también se hallaban mejor asignados los papeles. En definitiva, una colección editada para mayor gloria de Muti que viene a demostrar sus buenas condiciones como director musical y las bastante más discutibles como director artístico.