Una de las cosas que más atraen de este espléndido disco es su sonoridad, construida a base de timbres graves, de instrumentos que suelen formar parte del bajo continuo. La música es de Joseph Bodin de Boismortier (1689-1755), situado a veces entre dos influencias, la italiana y la francesa y que pasó parte de su vida en Cataluña y alrededores. Su tradicional rica imaginación resplandece en esta serie de sonatas, escritas en París de 1726 a 1734 y que dan pie a la exhibición de la viola de gamba, el chelo y el fagot, sobre la base de contagiosos aires de danza, que nos traen alguna de las características esenciales del estilo del músico: dobles cuerdas en los tiempos fuertes, fricciones armónicas, oscilación ternaria… La interpretación del conjunto Le Concert Spiritual, a las órdenes de un nervioso Hervé Niquet, es extraordinaria. A la altura de las que ya nos ha ofrecido de Purcell, Demarest o Haendel.