Más allá de cualquier disparidad, James Levine es un wagneriano como la copa de un pino. Lo ha demostrado prolijamente en Bayreuth, en el Metropolitan, en grabaciones y en los muchos escenarios a los que ha llevado la música del creador de Los maestros cantores. Ahora, tras su famoso y clásico Anillo metropolitano, firmado escénicamente por Otto Schenk, Deutsche Grammophon edita en DVD Los Maestros cantores del tándem Schenk/Levine. Se trata de un montaje tan tradicional y bien realizado como el del Ring. Pero visualmente cuesta trabajo creerse a los personajes. Escénicamente y pese a su innegable entidad vocal, el Sachs de James Morris carece de la humanidad del famoso zapatero. El orondo Heppner, vocalmente estupendo, parece más el hermano mayor del remendón que el joven aspirante a maestro cantor, mientras que la aún bella Karita Mattila podría ser la tía abuela de la hermosa Eva. Son problemas derivados de los primeros planos que permite la cámara, utilizada por Brian Large con su conocida pericia. Todos cantan pulcra, y hasta conmovedoramente, pero quienes realmente dan el tipo son el inesperado Beckmesser de Thomas Allen -nada que ver con el Beckmesser que pulula por estas páginas- y el convincente Pogner de René Pape, único alemán del extenso reparto. Levine, muy sonriente en el preludio del primer acto, cuida, pule, mima, se entrega y recrea todo. Hace que la representación funcione óptimamente, aunque sin alcanzar paroxismos. Orquesta y coro mantienen sin declive su alto nivel a lo largo de los casi 300 minutos que dura la representación, filmada en diciembre de 2001. Estupendos subtítulos en castellano, preparados por Luis Gago.