Discos

Juan Crisóstomo de Arriaga

Música sacra, arias y cantatas. Il Fondamento

13 julio, 2006 02:00

Paul Dombrech, Direcor. Fuga Libera FUG 5154

El oboísta, musicólogo y director belga Paul Dombrecht ha dado ya en nuestro país muestras de su conocimiento de la música del compositor bilbaíno. Ahora ha llevado al disco sus cinco arias o escenas líricas, en este año del 200 aniversario de su nacimiento. El nivel interpretativo es más que notable y se cubre con creces una laguna ya histórica. La orquesta de época, de 36 instrumentistas, suena muy bien. La tímbrica global es formidable, como lo son los atractivos claroscuros -motivados por las frecuentes modulaciones de la música-, el impecable fraseo y la nitidez de las figuraciones, en las que alumbra un romanticismo juvenil emparentado con el de Schubert o Beethoven, y un clasicismo de la mejor ley heredado de Gluck, Haydn, Mozart y los maestros parisinos del compositor como Fétis o Cherubini.

El talón de Aquiles de estas versiones radica en las voces elegidas. La soprano, Violet Serena Noorduyn, es una lírico-ligera que no puede ofrecer el dramatismo que pide la música, singularmente la de Herminie y Agar, aunque la línea grave de Médée le plantea también notables problemas. Sin una zona inferior sólida, un médium ancho y sonoro y unos agudos consistentes, firmes y squillantes, el carácter de las piezas se difumina. Dombrecht ha previsto, dentro de una lectura fiel a lo escrito por Arriaga, la realización de discretos adornos, mínimos, con algún dibujo cadencial hacia arriba, aprovechando los calderones. Los demás cantantes -Brieuc Wathelet, niño soprano para Agar, el tenor Robert Getchell o el bajo-barítono Hubert Claessens-, que intervienen en O salutaris, el Stabat Mater y en el dúo Ma tante Aurore, son flojitos.