Son muchos y distintos los niveles en los que hoy se manifiesta el flamenco, entre ellos el genuino, el no aprendido, el que pasa de padres a hijos en un sistema natural de transferencias, donde la escuela es la propia casa con sus celebraciones íntimas, en las que invariablemente el flamenco, de códigos para su exteriorización tan aleatorios como repentinos, es el medio que las cohesiona, sobre todo en su ceremonial festero, cuando los que participan, desde los más pequeños a los más ancianos, bailan y cantan, comunicándose a través de un mismo diseño rítmico. Y es lo que se descubre en estas grabaciones, protagonizadas por tres ilustres familias de músicos jerezanos, cada una con sus características: los Zambo, los de la Morena y los Moneo.
El compás de la bulería es el hilo conductor de unas músicas que, sin duda, tienen un poderoso engarce con fórmulas de expresión tradicionales, pero que aquí surgen con un dinamismo revitalizador, como si estuvieran siendo cantadas por vez primera.