Cuando aún resuenan los ecos de la excelente La conquista di Granata en el Teatro Real, sale al mercado otra ópera de Arrieta, asimismo con libreto de Temistocle Solera: Ildegonda. Es resultado directo de los estudios del compositor navarro en el Conservatorio de Milán, y fue estrenada en el Teatro del Real Palacio en 1849, para el cumpleaños de la reina Isabel II. El 26 de abril de 1854 llega al Teatro Real, siendo la primera ópera de un español que sube a su escenario. El libreto, situado en Milán en el siglo XIII con las Cruzadas como fondo, tiene todos los estereotipos de la escritura dramática de la época. La partitura, fiel a los modelos belcantistas, está escrita con todo el esmero de un trabajo académico, si bien por encima de su posible rigidez formal y su sencilla orquestación sobresale el inspirado melodismo del autor de la popularísima Marina.

Para esta ocasión, se reunió un elenco de voces españolas prácticamente insuperable, encabezado por la soprano Ana María Sánchez, que sabe dar a la infortunada protagonista sus melancólicos acentos, y un José Bros, como siempre, en estado de gracia para los papeles belcantistas como su amado Rizzardo Mazzafiore, que ha de enfrentarse al vengativo Rolando Gualderano de Carlos álvarez, cuya intervención realmente sabe a poco. ángel Rodríguez y Stefano Palatchi completan con acierto un reparto en el que brilla también, en el breve (aunque muy lucido) papel de Ildebene la ya insustituible en estos menesteres Mariola Cantarero. Al frente de los conjuntos estables del teatro, Jesús López Cobos sabe dar el brío y el dinamismo necesarios.