Tras el brillante resultado comercial de las integrales de Bach y Mozart, le toca el turno a Chopin. El problema es que para el compositor polaco bastan 17 discos, número muy por debajo de las anteriores colecciones. El sello Brilliant lo ha solucionado repitiendo algunas de sus obras en versiones de artistas legendarios, hasta completar una colección de treinta cds que se venden por tan sólo 39,95 euros.

La caja viene con un libreto en español de ochenta páginas que incluye un análisis de las diferentes obras del autor, las biografías de los intérpretes, datos curiosos y opiniones. Todo ello es muy de agradecer, pero se echa de menos una simple relación del contenido de cada disco de forma que no haya que ir a cada uno de ellos para ver qué contiene.

El sello DGG lanzó con motivo de la celebración del 150º aniversario de Chopin otra integral, con un precio bastante más elevado, como es habitual, con versiones magníficas, como los dos conciertos para piano con direcciones de Kondrashin y Giulini, y Zimerman al piano, quien esta vez repite en varias piezas pianísticas. En la relación de nombres figuraban, entre otros, Arrau, Ugorski, Pollini, Barenboim, Argerich, Ashkenazi.

Una fuerte competencia a la que el sello discográfico Brilliant hace frente con estos dos conciertos a cargo de un joven y esplendoroso Kissin con Kitaenko en vivo, Davidovich, Lortie, Kocsis, Gilels (estupenda la Sonata n. 2), Solomon, Lipatti, Rubinstein (con tres cds dedicados a las Mazurcas y las Polonesas que tocaba como nadie), compitiendo con su rival, Horowitz (varios Estudios y Mazurcas, que muestran dos formas totalmente diferentes de abordar a Chopin), Cortot (las Sonatas n. 2 y 3, y las Baladas n. 1, 2, 3, 4) y hasta la sorpresa de un Rachmaninov, interpretando de nuevo la citada Sonata n. 2 de forma un tanto personal. El resultado es francamente bueno y más teniendo en cuenta el precio al que ha salido la venta el disco, a pesar de que alguna de las grabaciones más antiguas (1928-29) se resientan un poco en su sonido.