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Varios
Jukebox
14 febrero, 2008 01:00
Cat Power tiene una voz extraordinaria y un par de narices bien puestas. En este disco lo que más se nota es lo de las narices, por no decir ovarios, es decir, su valentía. El coraje de fijarse en canciones que todos, grandes y pequeños, tenemos incrustadas en la memoria y retorcerlas hasta que no las reconoce ni su madre. El ejemplo más claro es el de New York, New York, que más que una versión parece una venganza (llena de talento) y en el fondo resume el tono general de este disco. Esa canción triunfalista, alegre, como de ponerse a cantar un día de primavera en un ático de Park Avenue, se convierte en algo oscuro, como si en vez de contar que uno va a dejar para siempre los "zapatos de vagabundo" para ser "el rey de la colina", estuviera explicando una historia de un perdedor desesperanzado, a punto de tirarse por el puente de Brooklyn. ése es el tono general del disco y también de toda la obra de Cat Power, una magnífica intérprete que se maneja mejor en temas como Ramblin (Wo) man de Hank Williams o el Don’t Explain de Billi Holliday, que en las reinterpretaciones de Dylan o James Brown, que quedan en interesantes, pero anecdóticos, experimentos.
