Javier López Rejas
Conocíamos el amor del californiano Ben Harper por la autenticidad de la música americana pero con este trabajo ha rizado el rizo. Entrega así un acústico haciendo tándem con su madre, Ellen Harper, un talento de rotunda versatilidad y de larga trayectoria culpable sin lugar a dudas de las preferencias de su vástago, criado en un laboratorio musical por el que pasaron músicos como Ry Cooder o Taj Mahal. El resultado nos reconcilia con lo mejor de la semilla estadounidense, aquella que en su día hicieron crecer Gram Parsons y Emmylou Harris, y que la familia Harper trae ahora repleta de soul, folk y rock en un alarde de medios tiempos que nos revientan de melancolía y de belleza. A House Is a Home (exquisita declaración de principios fundacionales en forma y fondo), Farmer's Daughter (con sutiles arreglos trenzados por el cadencioso banjo de Ellen) y City of Dreams (nostálgica letra sobre la prodigiosa slide guitar de Ben) son sólo tres ejemplos de generosidad, amor por la tierra y pasión por la música. Esencial.