El disco es una buena prueba de este aserto. Son siete composiciones -bien analizadas en sus competentes notas por Mikel Chamizo- que brindan un panorama rico, sustancioso y plural. Aunque es algo que no se detecta fácilmente, la mayoría de ellas plantean un contacto con la naturaleza, con el mundo, con los comportamientos y reacciones ante él.
Las turbulencias más extremas se dan en la obra que da título a este trabajo, Kaiolan, que alude a la obra de la desaparecida escultora norteamericana Louise Bourgeois. Muraiki, para flauta grave sola, alude a la imperfección del ser humano. Ertzak presenta una combinación de sutilezas y rugosos trazos y conecta con los Tres sonetos de Miguel Ángel. Saturno, crispada y tensa, está inspirada en el truculento cuadro de Goya Saturno devorando a sus hijos. Krater pone sonido a la fascinación por los fenómenos geológicos, en lo que incide Pyrite, para vibráfono solo. Finalmente, Rondó circula por derivaciones, bien aplicadas, de los Cuartetos de Arriaga. La interpretación del acreditado Ensemble Recherche es puntillista, elaborada y refinada.