Lin-Manuel Miranda

Lin-Manuel Miranda es la sensación de la temporada con Hamilton, el primer musical hip hop que ha arrasado en los Tony's y tiene como fan número uno al mismísimo Obama. El buen tiempo y las vacaciones llaman a la diversión y reaparecen clásicos como Metronomy con su característico funk, o la fiesta mayor electrónica de los poperos mallorquines Papá Topo. La música negra sigue en plena ebullición. El MC Chance the Rapper ha dejado asombrado a medio mundo con su magistral Colouring Book y Fantastic Negrito nos seduce con su soul y blues a la vieja usanza. Blood Orange logra aunar protesta política y el mejor pop y r&b en su extraordinario nuevo trabajo mientras aún resuenan los ecos del último disco que publicó Prince, donde regresa a sus raíces funk. Tiempo de regresos como el de unos veteranos como Garbage, que fieles a su indie rock siguen triunfando, o Red Hot Chilli Peppers que publican un disco luminoso con influencias tropicales que los acerca al adult rock que dominan a la perfección los noveles Whitney. Es momento de grandes nombres de la música contemporánea como James Blake o el clásico Paul Simon, que sorprende con un nuevo álbum lleno de frescura tras cinco años de silencio. Los amantes de la vanguardia no querrán perderse el nuevo trabajo de música electrónica de The Avalanches, que rompen tres lustros de silencio con Wildflower, donde siguen experimentando o lo nuevo de John Cale, que propone un remake de su "música para una nueva sociedad".



Hamilton (Original Broadway Recording). Musical/Hip hop

El músico, actor y rapero de origen portorriqueño Lin Manuel Miranda se ha convertido en el artista más celebrado de Estados Unidos gracias a su segundo musical, Hamilton, en el que recrea la peripecia de Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro de Estados Unidos, mano derecha de Washington, rostro de los billetes de diez dólares y firme partidario de la intervención gubernamental contra los dictados del ultraliberalismo. A partir de la lectura de una biografía de 800 páginas, el gran milagro de Miranda ha sido aunar en una sola obra dos de las tradiciones más gloriosas de Estados Unidos, el hip hop y el musical de Broadway, para crear una pieza vibrante en la que además del himno Alexander Hamilton, una de las canciones más pegadizas que se puedan imaginar, destacan otras como My Shot, un clásico de Broadway, o canciones tan audaces como My Right Hand, en la que Hamilton y Washington dialogan y discuten de política a ritmo de rap. Esta es una obra que hace historia.



Metronomy: Summer 08. Pop/rock/funk

En Gran Bretaña, como en Madrid, "no hay playa", pero Metronomy logró lo imposible con su titánico The English Riviera, donde le daban una nueva vuelta de tuerca al pop inglés con un disco de pop funk lleno de Groove y de glamour que recogía el testigo de Franz Ferdinand. Es posible que su continuación, el más raruno Love Letters, fuera incomprendido y en este Summer 08 la banda de Joseph Mount sigue con ganas de experimentar y no quedarse dormida en los laureles. Ahí están temas con influencias de Prince como Miami Logic que transmite una elegante decadencia o más enfocados a ese pista de baile en la que una vez reinaron como nadie en canciones como Old Skool, donde captan el espíritu cool de The English Riviera, o Love's Not an Obstacle con ese bajo trotón que tan buenos resultados le ha dado a la música de la Pérfida Albión. Hay algo de Lana del Rey en la cadencia suntuosa y decadente de un disco con momentos de exquisita languidez como esa colaboración con Robyn (Hang Me out To Dry) o Summer Jam, canción que cierra el disco en la que, como la diva neoyorquina, podrían decir eso de "All I want to do is get high by the beach".



Prince: Hit Phase Run 2. R&b

Testamento del maestro de Minneapolis, el que ya será siempre el último disco de Prince (al menos en vida) sorprende porque es uno de sus trabajos más alegres y vitalistas. Mientras Bowie avanzaba su propia muerte con el oscuro Blackstar, el artista negro se despide con una colección de canciones en las que regresa al sonido funk que le dio la gloria en los 80. De hechuras clásicas, Hit Phase Run 2 elude la producción electrónica de la primera parte para centrarse en temas como Rock&Roll Love Affair que tiene ese aire callejero y tumultuoso del Sign O'Times, o 2Y.2D que recuerda a sus primeras composiciones con un funk rudimentario y efectivo que se disfruta sin pulir. El disco solo puede escucharse en la plataforma de streaming Tidal.



Blood Orange: Freetown Sound. Pop/R&b

El músico de origen británico afincado en Nueva York Dev Hynes está suscitando un enorme revuelo con su tercer disco como Blood Orange, en el que por primera vez se enfrenta de forma directa a la cuestión racial creando al mismo tiempo una obra extraordinario de pop, r&b y soul de raíces ochenteras. El propio título es un homenaje a Freetown, capital de Sierra Leona de la que su padre es originario, para contarnos en Love Ya los dilemas de la comunidad negra a la hora de buscar un vestuario que no sea percibido como "agresivo" y les pueda dar problemas con la policía. En la magnífica Augustine homenajea a San Agustín, un obispo africano del siglo V famoso por sus "Confesiones". Un poco a la manera de Anthony en su proyecto como Anohni, Hynes combina una música festiva con influencia de Michael Jackson con un álbum explícitamente político, aunque aquí hay más reflexión y sensibilidad que llamadas a la lucha. En un momento de enorme tensión racial en Estados Unidos, Freetown Sound surge como testimonio imprescindible.



James Blake: The Colour in Anything. Indietrónica

Rey de las almas sensibles, los fans de James Blake estarán entusiasmados con este nuevo disco. El músico de apenas 28 años se ha convertido con tres discos en un clásico contemporáneo gracias a su característico sonido entre la elegancia del jazz, la suntuosidad del pop y un lirismo muy particular y dramático que pone la piel de gallina al tipo más duro. Comienza con Radio Silence, una de sus baladas desgarradas, y nos sigue conmoviendo con canciones tan hermosas como Love Me in Whatever Way con una melodía suntuosa y nos maravilla con filigranas electrónicas como I Need a Forest Fire, firmada con su alma gemela Bon Iver.



Red Hot Chili Peppers: The Gataway. Rock

Cinco años después de su último disco, la banda que ha representado el sonido California en el mainstream musical desde que irrumpiera en los años 80, presenta un disco en el que siguen fieles a su estilo aunque hay una voluntad por hacer un disco "adulto", algo así como la obra maestra de The War on Drugs de hace un par de años aunque ellos apuestan por un álbum luminoso y feliz. Sin el famoso Frusciante, los Red Hot siguen siendo unos magníficos músicos y The Gataway hará las delicias de los fans del adult rock y de los nostálgicos de ese famoso bajo electrizante de Flea Blazary.



Paul Simon: Stranger to Stranger. Folk

Casi 50 años después de El Graduado es una alegría saber que Paul Simon sigue vivo y además lanzando discos soberbios como éste. Han pasado cinco años desde el último y en este Stranger to Stranger Simon sigue tanto fiel al folk que lo hizo famoso y domina como nadie así como a las influencias africanas que aportó de forma célebre en el mítico Graceland (1986), uno de los discos más influyentes de la historia de la música. Stranger to Stranger irradia una cierta extrañeza y dureza, siendo al mismo tiempo una obra lírica y reflejo del propio desconcierto y extrañamiento del artista ante el mundo que lo rodea, un mundo peligroso como revela la canción que abre el disco, The Werewolf (El hombre lobo está llegando). Temas como Wristband recuerdan a sus hallazgos de los 70 mientras el que da título al disco nos conmueve con su aire tormentoso y vívido.



Chance the Rapper. Colouring Book. Hip hop

Con su segundo mixtape, Acip Rap (2013), el rapero de Chicago Chance the Rapper se convirtió en la sensación del hip hop y a sus 20 años recién cumplidos acompañó a Eminem y Kendrick Lamar en su gira europea. Acid Rap se puede escuchar en Soundcloud y Chance the Rapper, alabado por todos, era algo así como la joya oculta del rap. Promesas que se confirman con Colouring Book, recibido por toda la prensa internacional como el mejor disco de hip hop del año (con permiso de Kanye West, que colabora en la canción que abre el disco). Chance the Rapper es hoy una superestrella y en un álbum plagado de colaboraciones aparecen desde Lil Wayne al mismísimo Justin Bieber. Es un disco sensible y lírico, en el que se deja notar la influencia del post-jazz de Kendrick Lamar, en el que el artista recoge el testigo de Frank Ocean al dejarse influir notablemente por el soul.



The Avalanches: Wildflower. Electrónica

Han pasado 16 años desde que los australianos Avalanches revolucionaron el panorama musical con Since I Left You, un disco en el que llevaban la técnica del sampling (la inclusión de pedazos de otras canciones o la remezcla constante de ellas) hacia una nueva dimensión al crear más de una hora de música única y exclusivamente a partir de micro samples (muestras) de cientos de discos. Tres décadas de silencio en las que sus tres miembros se han dedicado a sus proyectos personales y también a construir este álbum, no en vano la canción que le da título, Wildflower, fue la primera que compuso Robbie Chater después de aquel sonado debut. El sonido de The Avalanches sigue produciendo una cierta sensación de extrañeza, con sus distintas capas de sonido y distintas fuentes convergiendo al mismo tiempo, creando un mosaico multireferencial y algo desquiciado que sirve como espejo de una realidad postmoderna y fragmentada. Tiene grandes canciones como los singles Frankie Sinatra, una especie de soul deconstruido, o la canónica Subways, pura electrónica "à la Avalanches". Más influidos por la música negra, se acercan al hip hop en canciones como The Noisy Eater o al sonido Jay Z en Because I'm Me sin perder una clara querencia por la psicodelia de los 60.



John Cale: Music for a New Society. Vanguardia

A sus venerables 74 años, John Cale sigue vivo y coleando y lanzando discos tan ambiciosos como este Music For a New Society, remake de su propio disco de los 80 en el que como su propio título indica propone una "música para una nueva sociedad". El británico Cale forjó su leyenda en los 60 cuando formaba parte de los neoyorquinos The Velvet Underground y firmó con ellos dos de sus discos más emblemáticos, el debut homónimo con Nico de 1967 y White Light/White Heat. Lanzado en edición doble, el disco primero nos propone una escucha al clásico original de 1982 en el que recuperamos un álbum magistral y tortuoso en el que Cale nos pone los pelos de punta desnudando su propia alma en canciones como If You Were Still Around o nos inquieta en experimentos como Library of Force. Ese disco grabado según el propio Cale en un estado personal "grotesco" se convierte 24 años después en M:FANS, remake sobre el que él mismo ha dicho: "La muerte de Lou Reed, demasiado dolorosa para entenderla, cambió la perspectiva de los sentimientos que expresaba en ese momento. Era el momento de darle una nueva perspectiva, donde antes había tristeza ahora hay rabia. Parte del dolor para crear una nueva forma de energía". Más profundo y abisal, M:FANS acongoja en sus vasta infinidad.



Garbage: Strange Little Birds. Rock

Durante los 90, Garbage lograron llevar la música indie rock hasta la música de masas en una versión popera del grunge que obtuvo un enorme éxito comercial. Han pasado veinte años desde aquella eclosión y la banda británica liderada de forma carismática por la vocalista escocesa Shirley Manson y músicos de Estados Unidos sigue en pie de guerra y lanza un disco que ha sido recibido por la crítica internacional con una mezcla de elogios y de sorpresa, algo así como "vaya, no nos lo esperábamos". La gracia del asunto es que en Strange Little Birds Garbage suenan muy parecidos a sí mismos, acaso más roqueros, y logran seducirnos con canciones como esa Empty que recuerda a sus mejores logros de la etapa de esplendor. Siguen teniendo algo de Sonic Youth para las masas, o de música americana pasada por el tamiz del pop europeo, pero suenan indiscutiblemente bien en este disco que transmite pasión y autenticidad.



Papa Topo: Ópalo negro. Pop

Primer disco de la banda liderada por el mallorquín afincado en Barcelona Adrià Orbero, Papa Topo llegan al LP después de una serie de sencillos como el chispeante Oso Panda, la vitamínica Lo que me gusta del verano es poder tomar helado o la lírica En un momento que han cimentado su bien ganada celebridad en el indie. Disco ambicioso y fantástico, Opalo negro supone un viaje por las raíces musicales del propio Orbero que sin apartarse del pop se acerca con pericia y talento a sonidos como el de la Movida madrileña (Opalo negro, donde homenajean a Alaska o Chico de Plutón, más a lo Parálisis Permanente) o la música mediterránea de sus orígenes isleños (Devall ses flors de taronger o la preciosa Joana que cierra el disco). Papa Topo hacen pop con personalidad, con un pie en la tradición española del Festival de Benidorm y otro en la eclosión del pop naïf de los 90 (no en vano publican en Elefant) exhibiendo al mismo tiempo personalidad, sensibilidad y una voz original.



Fantastic Negrito: The Last Days of Oakland. Soul/Blues

"Blues con la actitud punk de California", así se define el propio Xavier Dphrepaulezz en su página web. Se hace llamar Fantastic Negrito y hoy, en los cuarenta, atesora una historia personal turbulenta, no en vano él dice que este álbum es su tercera resurrección después de abandonar un hogar dominado por un padre musulmán fanático, sobrevivir a un tiroteo que lo dejó en coma y todo tipo de desventuras. Negrito estuvo a punto de triunfar en los 90, cuando lo fichó una multinacional, pero él cuenta que eran los tiempos del gangsta y nadie tenía tiempo para su blues. Hoy sí. Dice que es un viaje a las raíces de la música afroamericana y Dphrepaulezz logra al mismo tiempo sonar clásico y contemporánea devolviendo en todo su esplendor la magia de géneros como el blues o el soul en canciones que suenan a veces como los lamentos de los antiguos esclavos empezando por esa Working Poor con la que muchos se sentirán identificados: "No paro de trabajar y simplemente no lo consigo".



Whitney: Light Upon the Lake. Rock

Quizá lo más sorprendente de este disco de debut sea que Whitney suenan como si fueran unos clásicos. Formados en Chicago y liderados por los jóvenes Max Kakacek (ex Smith Westerns) y el cantante y batería Julien Ehrlich (Unkown Moral Orchestra), Light upon the Lake es un disco de rock con reminescencias pastoriles a lo Grandaddy (aunque menos exuberantes) que bebe del folk de los 70 y el indie de los 90 a lo Pavement para crear una música sensacional en la que destaca en todo momento el sonido de esa trompeta que le da a sus canciones algo festivo y casi improvisado. Singles fantásticos como No Woman o Golden Days aderezan un debut que marca este año.



Samba de la muerte: Colors. Pop/Electrónica

Primer disco del músico parisino Adrian Lepetre, Samba de la muerte ha conquistado al país vecino con una paleta musical asombrosa en la que a partir de la música electrónica Lepetre se acerca al pop y al jazz dejándose influir por la música brasileña, africana o el soul, sin perder un sonido muy característico que tiene ecos de ese Manchester de Ian Curtis y sus Joy Division con un estilo seco y un tanto desquiciado. Arranca con Le Vent, una pieza preciosista que podría haber firmado Flavien Berger, para seguir con temas como Colors, más cercanos al pop o dejarse seducir por los ritmos magrebíes en Ghadir.