Franco Fagioli. Deutsche Grammophon

Hermosa selección de arias operísticas haendelianas, en las que exhibe su fachenda, su facilidad, sus medios, su enorme virtuosismo el contratenor argentino Franco Fagioli, que despliega su dominio de la coloratura más complicada y se extasía en el canto spianato, como en la famosa Ombra mai fu de Serse. El cantante, nacido en 1981 en Tucumán, se permite auténticas proezas, saltos interválicos descomunales y ascensos estratosféricos hasta, por ejemplo, un increíble do sostenido 5 en Venti turbini de Rinaldo. Al tiempo que es capaz de descender a las simas de un do 2 en Crude furie degl'orridi abissi de la mencionada Serse.



En tiempos, las sonoridades agudas de los contratenores se daban con cierta dificultad, eran estridentes y escasamente vibradas, los timbres no resultaban bellos y los colores siempre parecían pálidos. Hoy tenemos artistas como Fagioli que han superado esos problemas. Él maneja una voz de mezzo no específicamente bella, sin los matices aterciopelados de un Cencic o los colores tibios de un Jaroussky, se caracteriza en estos instantes de su carrera por la penetración tímbrica, la extensión, que abarca un robusto registro modal y la posibilidad de llegar por arriba, como hemos visto, al sobreagudo. Posee también un firme fiato y elegancia y capacidad de matización. Aunque hay algunas particularidades de su estilo que no acaban de convencer. Por ejemplo, ese prurito de epatar y de revestir a las notas graves de una tímbrica casi baritonal, con lo que en ocasiones llega a romper la homogeneidad de la gama. Son saltos abruptos y no siempre bienvenidos. La orquesta barroca Il pomo d'or suena a gloria, con los acentos, la fierezza y la rítmica justos. Aunque se consigna que la dirige la concertino, Zefira Valova, en realidad es Fagioli quien está a los mandos, como él mismo ha reconocido.