Diva de la decadencia y la desolación, la neoyorquina Lana del Rey se ha mudado a California y desde allí entrega un trabajo fantástico, Norman Fucking Rockwell en el que ahonda en el lado oscuro de esa América ideal que pintó el artista. Si ella representa el lado oscuro del pop, la reina de la luz es Taylor Swift, que agita el panorama musical con Lover, un nuevo disco gozoso plagado de hits. Incombustible a sus 72 años, Iggy Pop publica un nuevo álbum en solitario en el que homenajea el espíritu de libertad del punk y recita a grandes poetas como Dylan Thomas. La música urbana, en sus muchas y variadas formas, está más viva que nunca y el granadino Yung Beef deslumbra con un trabajo en el que experimenta con los ritmos latinos con asombrosos resultados y desde Atlanta, Young Thug sigue brillando como un gran cronista del gueto. Dos grandes vocalistas, la navarra Amaia, que supera con nota su difícil disco de debut en el que busca un camino propio más allá de su celebridad televisiva, y la cantante soul de Alabama Brittany Howard, que triunfa con su audaz homenaje a las esencias del soul y la música negra.

Lana del Rey: Norman Fucking Rockwell

Reina del melodrama, Elizabeth Goolridge (Nueva York, 1985) emergió en el panorama musical con gran fuerza a principios de esta década con sus meláncolicas y lánguidas canciones. Con un estilo muy particular y reconocible, Lana del Rey es una artista pop que canta canciones tristes como si el mundo se fuera a acabar mañana mismo con una mezcla entre desolación y elegancia. Siempre ha sido mejor de lo que a veces se ha dicho y en Norman Fucking Rockwell la artista entrega un disco redondo en el que canta mejor que nunca y resulta emotiva y honesta. Exaltación y elegía de la América mítica que reproducen las ilustraciones de ese Norman Rockwell que cita en el propio título, las canciones de Lana del Rey nos transportan a esos inmensos paisajes estadounidenses con una clara influencia de la cultura y sonidos californianos, su nuevo lugar de residencia. Hay algo de los Eagles y hay algo de los Beach Boys, como siempre, en estas gemas clásicas y sencillas porque están menos producidas entre las que destacan la emoción de Mariners at Apartment Complex o esa versión irónica de la canción playera que es Doin’ Time.

Lana Del Rey - Doin' Time

Iggy Pop: Free

James Newell Osterberg (Michigan, 1947) sería el peor protagonista para un anuncio contra las drogas porque después de una vida de excesos ahí sigue guitarra en ristre dando guerra con mejor aspecto que nunca. Después de dar un concierto en Madrid este verano en el que demostró que no piensa domesticarse, el ex líder de los Stooges lanza este nuevo álbum en solitario tres años después de obtener un gran éxito con Depression Cherry. Emblema eterno del punk, Iggy Pop tiene una bonita voz cascada y socarrona que le permite lucirse en un disco cuyo sonido recuerda por momentos al pop oscuro de su etapa berlinesa y sus colaboraciones con Bowie. Hay canciones en clave sardónica como James Bond, sobre las expectativas ilusorias de los hombres, o el estilo spaghetti western de Dirty Sánchez para terminar con sus solemnes y sentidos temas recitados como We Are The People, donde reivindica las raíces democráticas de Estados Unidos, o ese  poema, Do Not Go Gentle into the Good Night, de Dylan Thomas, que hemos oído mil veces y en su voz suena emocionante y auténtico.

Yung Beef: Perreo de la muerte 2

Artista fundamental de la música española, a Fernando Gálvez aka Yung Beef se le agradece que renuncie a los fastos del mainstream y previsiblemente a mucho más dinero para seguir haciendo lo que le da la gana. En este Perreo de la muerte 2, secuela del ídem publicado en 2015, el rapero vuelve a colaborar con lo más granado del underground patrio en uno de sus mejores trabajos de los últimos años. Tan arriesgado y experimental como siempre, Yung Beef le da vuelas a los ritmos latinos al estilo Bad Bunny o J. Balvin al otro lado del Atlántico pero con un estilo más lo fi, torturado y por momentos de un lirismo exacerbado. Hay temas como Soy Bichote, un himno de la vida canallesca sensacional con Kiid Favelas, o Mala y Bouge, con Jaguarclaw, en los que vemos al artista en su vena más sensible, y funcionan sus colaboraciones con La Zowi como ese vitaminado arranque (Intro al Perreo) o la mágica Luna llena. Este es probablemente el mejor disco que se ha hecho este año en España.

Taylor Swift: Lover

A sus 29 años, Taylor Swift (Reading, Pensilvania, 1989) es una chica rubia preciosa con enorme talento que se ha convertido, le guste o no, en emblema de esa América blanca, rica y puritana que su inocencia parecen representar mejor que nadie. Fue un disco como 1989, año de su nacimiento, publicado en 2014 el que convirtió a Swift en una estrella descomunal, quizá la más exitosa y vendedora del mundo. Oda a la juventud y al optimismo, ese álbum es una obra maestra del pop y un hito cultural. Será difícil que repita ese impacto aunque Lover es una fantástica colección de canciones de pop a la americana en las que Swift no tiene la profundidad de Ariana Grande, pero sí logra transmitir el mismo entusiasmo juvenil que marca sus mejores trabajos. Ella misma parodia su condición de “hija preferida” en Miss Americana & The Heartbreak Prince en la que dice que está “cansada de luchar” en un disco centrado en las cuitas amorosas con buenos momentos como esa Cruel Summer, con un estribillo sensacional, o You Need to Calm Down, un single fantástico a la altura de su estrellato.

Amaia: Pero no pasa nada

Muy famosa después de ganar Operación Triunfo, Amaia (Pamplona, 1999) siempre ha sido una “triunfita” distinta, con un espíritu más independiente y artístico. No es un lugar fácil el suyo entre la fama masiva y la exigencia que soluciona con un álbum de pop en el que se sigue revelando como una cantante excelente con una sensibilidad especial que hacen de ella una estrella. Producida por ella misma y Santiago Motorizado, el disco fue grabado en Buenos Aires, quizá como forma de que Amaia respire un poco de la presión mediática que sufre en España. Son canciones trabajadas, sinceras y poppies que recuerdan un poco a las de otra estrella indie como La Bien Querida en las que Amaia canta sobre sus dudas, sus miedos, sus ilusiones, sus amores y el paso del tiempo brillando de manera especial en temas como Nuevo Verano o Un día perdido.

Young Thug: So Much Fun

El otro rapero de la lista también se llama Young y viene de Atlanta. A sus 27 años, Jeffery Lamar Williams, es una fuerza de la naturaleza que lanza como mínimo uno o dos álbumes y este 2019 se ha hecho esperar un poco. Con su peculiar manera lastimera de cantar, que recuerda a la cadencia del reggae, Young Thug es un gran cronista del gueto y este So Much Fun (el título es irónico) es uno de sus mejores trabajos, en los que el artista se muestra más arriesgado y al mismo tiempo más seguro del terreno que pisa. En un disco plagado de colaboraciones, funciona su dúo con Future en la sofisticada Sup Mate o hay emoción en el homenaje a las raíces africanas y el soul en What’s the Move, junto a Luli Uzi Vert.

Brittany Howard: Jaime

Aclamado por la crítica anglosajona como una obra maestra, Brittany Howard (Atenas, Alabama, 1988) tiene una voz prodigiosa a la altura de las grandes leyendas como Nina Simone o Aretha Franklin que combina con un magnífico instinto para resultar al mismo tiempo puretas y absolutamente contemporánea. Muy conocida como cantante de Alabama Shakes y Thunderbitch, en solitario Howard pone la piel de gallina con unas canciones a tumba abierta en las que habla de su difícil infancia, la muerte de su hermana o el racismo sin tapujos. Quizá el momento más espectacular es el final, esa Run to Me en la que habla de la soledad y dice que “no es gracioso ser libre y salvaje” y hay hitos como Stay High, un homenaje al soul de Marvin Gaye o Sam Cooke que pone la piel de gallina. 

@juansarda