Silvia Tro Santafé como Elisabetta en 'Maria Stuarda'. Foto: Teatro Real

Silvia Tro Santafé como Elisabetta en 'Maria Stuarda'. Foto: Teatro Real

Ópera

'Maria Stuarda' en el Real: tres horas de emocionante belleza

Publicada
Actualizada

Wicked, el musical estrenado en 2003 y que ahora se ha convertido en una celebérrima película, desmontó la inocente historia de El mago de Oz, estrenada en 1939, desvelando que quizá la Bruja Mala del Oeste no era tan mala y Glinda no era tan buena.

De igual manera la injusta muerte de María Stuarda a manos de su prima Isabel I (María Stuarda era nieta de Enrique VIII, padre de Isabel) hay que entenderla bajo la decisión de la jerarquía católica de aprovechar la muerte de María Stuarda para convertirla en un símbolo de los mártires caídos bajo los monarcas protestantes. Este "relato" ha pervivido a través de los siglos y llegó a Schiller, dramaturgo alemán de primeros del XIX que junto con Goethe es considerado una de los poetas y dramaturgos románticos más importantes.

Schiller, culpable en buena parte de la leyenda negra de la monarquía española -autor es del Don Carlo que inspiraría a Verdi- vio en la histórica relación entre las dos reinas una oportunidad única de ensalzar el martirologio de la escocesa a manos de la inglesa.

Aigul Akhmetshina (Elisabetta), Lisette Oropesa (Maria Stuarda) y Coro Titular del Teatro Real. Foto: Javier del Real | Teatro Real

Aigul Akhmetshina (Elisabetta), Lisette Oropesa (Maria Stuarda) y Coro Titular del Teatro Real. Foto: Javier del Real | Teatro Real

En realidad no hay constancia de que se llegaran a conocer físicamente pero sí de la constante fragilidad y desazón que María provocó en Isabel I, que vio amenazado su reinado por las constantes intrigas de su "invitada". Cuando María es expulsada del trono de Escocia tuvo que hacerse cargo de ella Isabel, hasta que tuvo pruebas fehacientes de las conspiraciones contra su vida que se organizaron en el entorno de María Stuarda con el consentimiento expreso y apoyo de esta reina.

Obviamente el título que nos ocupa no tiene este enfoque histórico y Donizetti se inspira en la versión romántica para su ópera estrenada en 1835 en un texto alemán de Schiller de 1800 que ensalza el heroísmo de la reina escocesa y su injusta decapitación bajo la orden expresa de Isabel.

Este título, como la inmensa mayoría del corpus donizettiano (cerca de 70 óperas) cayó en el olvido apenas unos años después de estrenarse en el teatro de la Scala de Milán. Del compositor apenas se representaban tres obras: Lucia di Lammermoor, L’elisir d’amore y con suerte Don Pasquale.

No fue hasta la segunda parte del siglo XX en que poco a poco se fueron representando más óperas, entre ellas la que nos ocupa. Fue en el Maggio Musicale Florentino en 1958 cuando la soprano turca Leyla Gencer recuperó el título que otras grandes sopranos (Caballé sin duda, Sills, Gruberova o Sutherland) han mantenido más o menos en el repertorio.

Maria Stuarda en el Teatro Real.

Maria Stuarda en el Teatro Real. E.P

Es esta obra una partitura de Prima Donna Assoluta, que requiere una gran cantante lírica, con una riqueza cromática muy diversa, coloraturas agiles, un gran fiato y mucha expresividad. Necesita un partenaire a la altura para el rol de Isabel I y el apoyo de un tenor lírico ligero que -el pobre- queda normalmente sepultado bajo el protagonismo granítico de las dos grandes reinas.

Para sacar adelante esta obra necesitas al menos dos grandes cantantes para los roles principales que para fortuna de los espectadores de Madrid se han logrado juntar. La estratosférica Lisette Oropesa, que debuta en este rol con estas funciones de Madrid pero que acaba de anunciarse que lo interpretará en el próximo festival de Salzburgo 2025, y una extraordinaria Aigul Akhmetshina como Isabel I.

Ambas están realmente magnificas. La mezzo soprano rusa destaca desde la primera nota que emite, rotunda, grande, potentísima. Tiene una voz poderosa y amplia, con muy buena zona alta y una línea de canto inteligente. Gran brillantez en la cabaletta tras su aria del primer acto en que de manera muy poco común interpreta de manera diferente la primera parte y posteriormente el da capo que resuelve con maestría y mucho talento.

Oropesa, muy querida por el público en Madrid, es una grandísima soprano lírica que ha ido madurando y ensanchando su voz a lo largo de su carrera, manteniendo la limpieza y transparencia de su canto, un fiato apabullante y un característico vibrato tan personal. Pasa ahora algo más de apuro en las notas agudas, pero se metió al público en el bolsillo con su primera María Stuarda, realmente importante.

Maria Stuarda en el Teatro Real.

Maria Stuarda en el Teatro Real. E.P

Su vis dramática le hace flaquear en los momentos más intensos de la partitura y su esperadísimo duelo al final del primer acto con Isabel I, el famoso "figlia impura di Bolena", quedó quizá demasiado elegante, poco mordiente y retador. La voz es preciosa y corre ligera, pero en algunos pasajes uno echó en falta más cuerpo, más amargura y rencor, algo menos de dolor y algo más de rabia e ira. Triunfó en todo caso ante un público enardecido por su grandísima interpretación musical.

Ismael Jordi resolvió dignamente su rol de Roberto, mejor en la zona media y forzado en la zona alta. Pero me temo que no está cómodo con el rol. Tiene una línea de canto elegante, canta muy bonito, con un cierto regusto nasal pero cuando tiene que irse a los agudos se le nota más apretado. Menos mal que el director de escena le sitúa en la boca del escenario y el director musical le mece para dejarle lucir y salir airoso. Roberto Tagliavini es una delicia de cantante, seguro, con una voz preciosa y lúcida, muy elegante en la emisión y la proyección.

La nueva producción de David McVicar para el Teatro Real, en coproducción con el Gran Teatro del Liceu, el Donizetti Opera Festival de Bérgamo, La Monnaie y la Ópera Nacional de Finlandia es una revisión algo más historicista de la que ya hizo este director escocés para la Metropolitan Opera en 2012. Funciona bien, limpia, oscura -quizá demasiado- con pocos elementos pero que envuelven adecuadamente la historia. Precioso vestuario e iluminación. No es habitual escuchar ovaciones al equipo técnico pero en esta noche de estreno también McVicar y su equipo salieron airosos.

Jose Miguel Pérez Sierra, actual director musical del Teatro de la Zarzuela, es un estupendo director de voces. Es precioso ver cómo las cuida, las acompaña, las atiende, las deja correr y triunfar. Algo más aturullado en la obertura, que sonó atropellada, y su gusto por el sonido apabullante choca a veces con una partitura más recogida. Pero sin duda es responsable directo de la noche tan magnífica y triunfante de los cantantes.

Ficha técnica

María Stuarda, de Gaetano Donizetti

Dirección musical: José Miguel Pérez-Sierra

Dirección de escena y vestuario adicional: David McVicar

Escenografía: Hannah Postlethwaite

Vestuario: Brigitte Reiffentuel

Iluminación: Lizzie Powell

Dirección de movimiento: Gareth Mole

Director del coro: José Luis Basso

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real

Primer reparto: Lisette Oropesa, Aigul Akhmetshina, Ismael Jordi, Roberto Tagliavini, Andrzej Filonczyk y Elissa Pfaender.