Teatro

Camelot

por Ignacio García May

13 septiembre, 2007 02:00

A partir de 1920, el Broadway neoyorquino se convirtió en la capital mítica del teatro mundial: el Camelot de todos los que aspiraban a ser alguien sobre los escenarios. Tanto es así que hasta tuvo su mesa redonda, la que se reunía con ese nombre en el hotel Algonquin y que incluía a Dorothy Parker, Alexander Woollcott o George S. Kauffman, entre otras feroces plumas. Damon Runyon escribió relatos inolvidables sobre la pintoresca fauna callejera de Broadway, y fue allí donde el gran Ben Hecht, recién trasplantado del periodismo al teatro, recibió el celebérrimo telegrama de Herman Mankiewicz invitándole a trasladarse a Hollywood porque su única competencia sería "una banda de idiotas". Arthur Miller estrenó en Broadway La muerte de un viajante y Tennesse Williams Un tranvía llamado deseo. Allí triunfó El largo viaje del día hacia la noche cuando O’Neill había muerto ya, y todavía en los 70 era posible ver en escena obras tan audaces como Tierra de nadie, de Pinter. El Time Square de hoy impresiona al visitante por las enormes pantallas digitales que evocan y hasta superan la imaginería de Blade runner, pero no por su oferta teatral: la originalidad creadora que hizo de Broadway un lugar glorioso ha desaparecido. El espectador tipo de hoy es un turista dispuesto a gastarse 110 dólares por butaca para poder contarlo luego en casa, y no quiere sobresaltos. Aún quedan estrellas: Patty LuPone haciendo Gypsy, o el excelente David Hyde-Pierce (Niles, en la teleserie Frasier) en Curtains, pero la cartelera está melancólicamente limitada a las eternas reposiciones, como la propia Gipsy, Chicago o Grease, y a esos horrendos musicales prefabricados tipo Mamma Mía! o bobaditas como Legally blonde. Y si Spring awakening ha causado tanta impresión es porque Wedekind sigue siendo un gran desconocido. Paseando bajo los neones le viene a uno a la mente aquella canción de un bellísimo musical de Broadway: "No dejes que nadie olvide que durante un momento breve y luminoso hubo un lugar conocido como Camelot".