Díscola Angélica
Escena de Nubila
Mientras Adolfo Simón estrena el próximo 17 Nubila, de Angélica Liddell, en la sala Triángulo de Madrid, la actriz y autora ensaya en el Centro Dramático Nacional. Y lanza dardos contra la institución pública por "clasista".
"Desde el principio te hacen saber que no eres un director completo, sino alguien que tiene que dar las gracias por estar allí". Y eso es algo que Lidell no está dispuesta a hacer. La autora cree que su entrada en el recinto público "no es un privilegio, sino un derecho" que se ha ganado a lo largo de una trayectoria de muchos años que le ha conformado como una de las voces más personales de la escena española. Una carrera que, reconoce, ha transitado durante muchos años "por sitios precarios", pero no por ello debe ser tratada de manera diferenciada al resto de los directores invitados al Centro.
Las formas de hacerle ver "su condición" son variadas: "Desde avisarte que no pidas demasiados medios a pagar sueldos de segunda a los actores , quienes no deben quejarse, ya que en el teatro alternativo, de donde proceden no se pagan los ensayos. El ‘pedigree’ tiene correspondencia en la nómina", ironiza.
Cuestiona también el desinterés entre las instituciones por la llamada escena alternativa, pues echa en falta que su contratación "no responda a un proyecto de apoyo a otro tipo de teatro". Más bien cree que se trata de "una ocasión excepcional" cuyos motivos desconoce. Aunque eso no le impidan considerar su entrada en el CDN como "una barricada que debe derruir" para la que, reconoce, dispone de "libertad artística absoluta".