Chejov doble en Madrid
'El Casamiento' en Alcalá y 'Yalta' en la Guindalera
6 diciembre, 2007 01:00Yalta, de Juan Pastor
El Chejov más divertido llega a la Comunidad de Madrid por partida doble. Juan Dolores Caballero y la compañía Histrión representan hasta el domingo El casamiento en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares, mientras que Juan Pastor dirige Yalta en la sala Guindalera de Madrid.
Caballero es un ferviente defensor del Chejov luminoso. El director reniega del encuadramiento en el panteón de escritores "serios y pesados" donde tantos han colocado al autor ruso. Esto se debe al "mal entendimiento de los que sólo se han quedado con la visión interior del método que tanto daño han hecho al teatro". Por el contrario, Caballero considera al médico escritor como un "autor divertido también en obras como El jardín de los Cerezos, siempre que no se le represente sentando a los actores y poniéndoles a hablar". Más alegres son sus obras cortas, donde parece ser que hay consenso en considerarlas menos graves. Aunque sea al precio de clasificarlas como menores, calificación que Caballero rechaza. "No son pequeñas, hay algunas que son más interesantes que las consideradas grandes e incluso más difíciles de montar", rebate.
Dos textos en uno
La receta para dar con el mejor Chejov es presentar "un montaje rápido, vivo y divertido" como han buscado hacer Caballero y la compañía Histrión en El casamiento. La producción, compuesta por La boda y El oso, engarza los textos como si fueran mimbres de una misma fiesta en la que el público rodea en el patio de butacas a los personajes, unos gitanos "parecidos a los de las películas de Kusturica" que celebran con música interpretada en directo una verbena.
También como algo vivo, aunque desde una visión alejada de la fiesta popular, presenta Pastor su nuevo montaje. El director de teatro estrena Yalta en la sala Guindalera. La obra no es un texto de Chejov, sino de Brian Fiel. Como hiciera en Afterplay, el autor irlandés -al igual que Maya Pilsétskaya en ballet o Nikita Mikhalkov con Ojos negros, la inolvidable película en la que Marcello Mastroianni recorría Rusia con un molesto espejo en busca de su amada- ha partido de La dama del perrito para componer una nueva obra bastante libre en la que "no se sabe si los personajes están imaginando lo que viven o están viviendo realmente lo que les sucede", según Pastor. En ese espacio difuso, unos seres desconcertados se dirigen al espectador para "hablar de la necesidad del amor como pervivencia, como forma de permanecer en el otro". Y todo, según Pastor, mediante "un sentido sutil del humor que huye de la petulancia de los que han convertido a Chejov en un coñazo".