Teatro

Representación

Por Ignacio García May

31 enero, 2008 01:00

Invirtiendo la frase de Guy Debord podríamos decir que "todo lo que fue representación es ahora vivido"; no merece la pena pagar una entrada cuando la propia sociedad se ha convertido en un enorme espectáculo gratuito en el que, además, cada país homenajea a sus propias estéticas tradicionales. Por ejemplo: que en Polonia se repartieran el poder dos hermanos gemelos, los Kaczynski, sólo puede sorprender a quien no haya visto nunca un espectáculo de Tadeusz Kantor. En Francia, Sarkozy llegó a la presidencia con un vodevil, Hay que callar a Cecilia, y ahora se ha pasado al absurdo con La cantante Carla. El propio Sarkozy, si se quedara calvo, sería un clon de Louis de Funes (pero, ¿han visto ustedes cómo habla y gesticula?), si bien en términos de comportamiento recuerda más a los matones de las películas de Lino Ventura, con su exhibicionismo: el detalle de regalarle a sus novias el mismo anillo no desentonaría en un polar de Auguste Le Breton o José Giovanni. Los norteamericanos se han visto gobernados durante años por Bush, es decir, por Leslie Nielsen, con su pelo blanco y sus interminables meteduras de pata, y quieren cambiarlo por Obama, o lo que es lo mismo, Denzel Washington, el arquetípico afroamericano que va por la vida con la actitud de "yo soy mucho más digno que todos vosotros". Como los yanquis carecen de tragedia, pero son maestros del melodrama, Hillary ha tenido que ponerse a llorar para que no la echaran del negocio, y le ha funcionado. Los británicos se agarran a lo clásico: la inevitable inspiración shakespeariana. Así, han pasado de Tony Blair, melifluo como Ricardo III e intrigante como el bastardo del Rey Lear, al tuerto Gordon Brown, siniestro como Casio durante los Idus de Marzo. Aquí, los nacionalistas son como el propio teatro: presumen de identidad histórica pero luego resulta que los clásicos están todos en castellano. En cuanto a los demás, igual creen que su incompetencia está justificada de nacimiento por formar parte del Ruedo Ibérico. Pero apenas llegan a figurantes de "Los Serrano".