Teatro

Coslada Confidential

Portulanos

5 junio, 2008 02:00

En Esperpentolandia las novelas de James Ellroy las escribe Ibáñez, el de Mortadelo y Filemón: sólo así se explica el tono cutre, disparatado y cañí de lo que ha pasado en Coslada. Cuando hagan la prometida versión televisiva, el papel de Dudley Smith tendrán que dárselo a Fernando Tejero, o a ese tío tan simpático que hace de Roberto en Escenas de matrimonio, porque aquí el modelo Robert Mitchum nunca se ha fabricado. Aunque lo de Coslada tampoco es tan sorprendente; me refiero a esa situación al mismo tiempo mafiosa y chapucera en la que se sabe que se están produciendo chanchullos y nadie se atreve a largarlos por miedo a probar la caricia del quitapenas de los polis corruptos.

Por ejemplo, en el teatro pasa mucho. Todo el mundo sabe cómo funcionan ciertas redes de distribución y los precios, económicos y/o políticos, que hay que pagar para entrar en ellas, pero nadie dice nada so pena de comerte el espectáculo que intentas vender. Todo el mundo sabe que es verdad que el ayuntamiento de Madrid pasa completamente de los creadores de Madrid porque Gallardón y su equipo, que tienen una forma muy antigua de dárselas de modernos, creen que los del foro somos demasiado primitivos y castizos cuando se nos compara con los creadores inmaculados de cualquier otro sitio que no sea éste. Pero eso tampoco se puede decir: véase cómo han saltado las fieras tras leer el manifiesto redactado por Ernesto Caballero y que algunos hemos firmado, que ni era anticatalán ni producto de una pataleta personal, pero no veas si ha escocido. Todo el mundo sabe que ciertas productoras privadas ejercen, en la práctica, un monopolio sobre la industria teatral, y hasta han tenido la caradura de proponer, en alguna ocasión, que las solicitudes de subvención del dinero público deberían ser valoradas por ellos. Pongan ustedes los nombres que quieran porque se los saben tan bien como yo. Aunque aquí nadie dice ni hace nada hasta que el enemigo ha caído. Como en Coslada; o como con Franco, vaya.