Festival de Otoño
Celebra los 25 años con la presencia de figuras que han dejado huella
9 octubre, 2008 02:00Sutra, un espectáculo de Larbi Cherkaoui. Foto: Koen Bros
El 13 de octubre comienza en Madrid la XXV edición del Festival de Otoño, en la que se van a presentar 44 espectáculos internacionales de destacados directores de escena. Figuran los maestros Brook, Lupa, Fomenko y Pina Bausch, el innovador Robert Lepage, el emergente Warlikowski, el inédito en nuestro país Luc Bondy o los iconoclastas Larbi Cherkoui y Alain Platel, entre otros. Nacido en plena efervescencia de la "movida madrileña", el modelo del Festival parece acusar hoy un cierto cansancio, en opinión de algunas voces del sector que El Cultural ha consultado.
El Festival dará comienzo el día 13, en el Albéniz, con la actuación de Diamanda Galás, cantante de Estados Unidos, pero de origen griego,y que ofrecerá dos recitales: La serpenta canta, centrado en temas de amores trágicos, y Songs of exile (día 15), sobre el proceso de creación de poetas y compositores que tuvieron que abandonar su tierra.
A continuación, serán cinco semanas en las que se sucederán obras de artistas ya familiares del Festival de Otoño, como Peter Brook, Pina Bausch, Piotr Fomenko, Robert Lepage o Krystian Luppa, pero en el que también podrán verse novedades como la obra que presenta Krzystoff Warlikowski o los dos espectáculos de Luc Bondy, director suizo de quien nunca antes se ha visto en nuestro país una obra suya de teatro (que sí de ópera). La participación española, reducida como suele ocurrir en el Festival, está representada por Mario Gas, Rodrigo García, Paloma Pedrero, Olga Mesa, y lo último de José Ramón Fernández, Yolanda Pallín y Laila Ripoll, además del circo Gan Fele.
Los maestros
Degustar con abundancia ese banquete puede acabar en atracón. Para evitarlo, El Cultural propone un recorrido por algunos de los espectáculos más sugestivos, algunos vienen precedidos por la fama de sus directores, otros no gozan de ese prestigio, pero que vienen acreditados por elogiosas críticas y pueden deparar agradables sorpresas.
Comienza el itinerario con las dos veteranas luminarias de la escena mundia: Peter Brook y Pina Bausch. El maestro estará por tercer año en La Abadía (del 4 al 8 de noviembre). Será una novedad el tipo de montaje, pues Warum Warum no es una obra al uso, sino una suma de textos de Artaud, Meyerhold y Shakespeare, entre otros autores, que le sirven a Brook para reflexionar y exponer el proceso creativo que sigue. O sea, que se augura de gran interés para el aficionado in extremis. Está protagonizada por Miriam Goldsmicht (a quien ya dirigió en Días felices) y Francesco Agnello y es una producción en alemán.
Tras la de Brook, otra de las citas especiales es de la de Fomenko. El director ruso ha estado ya en dos ocasiones en Madrid con su compañía Atelier. Hace dos años él su extraordinario cuadro de actores ofrecieron toda una lección de teatro con una deliciosa y deslumbrante Tres hermanas. Ahora cambia de autor, trueca Chéjov por Ostrovski, pero continúa mirando esa Rusia que se manifestaba en un insulso mundo provinciano ruso lleno de enredos y líos como describe el dramaturgo de Lobos y corderos (Teatro Valle-Inclán, 24 y 25 de octubre).
Con Fomenko coincidirá en Madrid Robert Lépage. El autor y director canadiense presentará su monumental Lipsynch sin que él participe como actor. Con la obra, Lépage vuelve a su formato de varias horas -cerca de nueve, aunque en sus primeras representaciones de hace año y medio el montaje durase la mitad-. La obra trata esta vez de la voz humana con pequeñas historias protagonizadas por el llanto de un bebé, la producida por un cantante de ópera o un la visión que de ella tiene un neurocirujano. La obra, en inglés, español y alemán, podrá verse entera o en partes sucesivas (Teatro de Madrid, del 25 de octubre al 2 de noviembre).
El otro long play del Festival de Otoño es Factory 2 (Teatro Valle-Inclán, 8 y 9 de noviembre). Con una duración cercana a las ocho horas -que se representa en polaco, con sobretítulos en español- Krystian Lupa y sus compatriotas de Cracovia, la compañía Narodowy Stary Teatr, se desplazan hasta el Nueva York de los años 70, concretamente al estudio de Andy Warhol, donde reina el artista y agitador cultural. La obra repasa ese espacio de creación en todos los órdenes, pero también se interna en los excesos y deseos de autodestrucción que se adueñaron luego de artistas posteriors a Warhol.
Más sencillos de seguir son los dos montajes que presentará Luc Bondy. El director suizo alternará la suavidad amorosa de La seconde surprise de l'amour, de Marivaux , (Teatro Valle-Inclán, 31 de octubre al 2 de noviembre), con el salvajismo y la rabia del Genet de Las criadas (Teatro María Guerrero, del 14 al 16 de noviembre), obra que representará la compañía berlinesa de la Volksböhne.
Y de Italia procede la compañía de los creadores de la película Due Amici, Spiro Scimone y Francesco Sframelli, que estrenarán en la capital La festa (Cuarta Pared, del 23 al 25 de octubre). Es una obra en la que la celebración de los treinta años de matrimonio de una familia sacará a la luz los problemas ocultos.
Sorpresas del festival puede ser Jacques Martial y La Compagnie de la Comédie Noire, una formación dedicada a mostrar la situación de ciertas minorías. Actor muy conocido en Francia por su trayectoria escénica y televisiva, los últimos años los había pasado alejado del teatro. Con Cahier d'un retour ay pays natal, el también director y profesor pone en escena un monólogo basado en una de las obras capitales de la llamada literatura de la negritud. Original de Aimé Césaire, describe la dura situación de marginación que sufrían los habitantes negros de las colonias francesas. (Instituto Francés, del 6 al 8 de noviembre).
Teatro con homeless
En un orden más experimental destaca el trabajo que estrenará la autora y directora Paloma Pedrero en el Teatro Fernán Gómez (del 30 de octubre al 2 de noviembre): Caídos del cielo. La obra es el resultado de la labor que la dramaturga lleva haciendo con un grupo de personas sin techo agrupados en torno a la Red de Apoyo a la Inserción Sociolaboral de Madrid. Para su debú escénico se han centrado en un terrible suceso que tuvo lugar no hace mucho, el de la quema y muerte de una indigente que dormía en un cajero de un banco por unos jóvenes que no encontraron otra forma de diversión.
El resto de la presencia teatral española tiene como destacado participante a Rodrigo García. El creador español sale por fin del circuito alternativo en la ciudad donde dio a conocer su teatro vivo y rabioso. Con La Carnicería, nombre de su compañía, estrenará en la muestra Versus' (Naves del Matadero, de l2 al 15 de noviembre), una obra que partió de la Guerra de la Independencia para convertirse en un tratado por la libertad personal.
El capítulo de danza viene presidido por Pina Bausch. La "madre" de la danza-teatro regresa a Madrid pero al Auditorio de San Lorenzo de El Escorial donde su compañía estrenará Vollmond (Luna llena) (del 17 al 19 de octubre). Creada por la coreógrafa alemana hace un par de años, Vollmond es una pieza en la que Bausch sigue fascinada por el agua, que le sirve para montar un juego muy físico y abstracto con 13 bailarines.
Extraordinariamente bien recibido ha sido el espectáculo de Les Ballet C. de la B., Pitié!, inspirado en la La pasión de San Mateo de Bach. En esta ocasión el coreógrafo belga, fundador de una compañía que se ha convertido en plataforma de varios coreógrafos (Sidi Larbi Cherckaoui, Hans Van de Broeck, Koen Augustijnen), basa su trabajo sobre el valor del sacrificio y la piedad (Naves del Español, del 15 al 17 de octubre). Y también de interés es Sutra, último trabajo de Sidi Larbi Cherkoui, quién ya estuvo presente el pasado año. Ahora presenta el trabajo que ha desarrollado con monjes del templo Shaolin de China (Naves del Español, del 7 al 9 de noviembre).
El agua, aunque en forma de pequeñas gotas que rompen la contención de la imponente danza"butoh", también tiene su protagonismo en Hibiki (Albéniz, del 6 al 9 de noviembre). La obra de la compañía japonesa Sankai Juju, que regresa al festival después de la sorpresa que supuso su debú hace más de una década, es un ejercicio minimalista de indagación interior de los bailarines, unas impresionantes figuras cubiertas de maquillaje blanco y rapados por completo, mediante una contención extrema que lleva al máximo su expresión.
La revelación brasileña
La fiesta es, por el contrario, la característica de H2. La obra de los brasileños de Grupo de Rua, (también en el Albéniz, los días 13 y 14 de noviembre) es una suma de "hip hop" con otras danzas urbanas que ha creado Bruno Beltrao. El coreógrafo de Río de Janeiro no se ha limitado a crear unas piezas espectaculares para bailar y celebrar, sino que ha buscado incardinar los ritmos callejeros con la danza contemporánea.
La única presencia de la danza clásica llegará con los tutús de Les Ballets Trockadero de Monte Carlo. Para quien no conozca a la compañía, la confusión empieza con su procedencia, ya que no es una formación del Principado mediterráneo, sino de Estados Unidos. La siguiente sorpresa se debe a sus integrantes y el repertorio que eligen pues es una compañía formada sólo por hombres, que actúan con un rigor técnico excepcional y en clave de parodia obras clásicas en las que los papeles femeninos son los principales. Presentarán el segundo acto del Lago de los cisnes y el legendario Pas de quatre que Jules Perrot creó para Maria Taglioni, Carlota Grisi, Lucile Grant y Fanny Cerrito (Albéniz, del 21 al 25 de octubre).
El apartado musical cuenta con la participación de ángel y Javiera Parra. Los chilenos recordarán a su madre y abuela, respectivamente, con En torno a Violeta Parra, que incluye la proyección de un documental en el que Violeta canta y explica otras facetas de su vida (Círculo de Bellas Artes, 25 y 26 ). El circo Price acoge también los A, por el Circo Gran Fele (del 29 al 2 de noviembre); Smaller, poorer, cheaper por Acrobat (del 5 al 9 de noviembre), y Le fil sous la neige, pensado para un público a partir de los 8 años y a cargo de los franceses Les colporteurs (del 12 al 16 de noviembre).
Warlikowski: "La memoria es la salvación"
El Festival de Otoño trae este año a una de las figuras de moda de los escenarios operísticos y teatrales de Europa: el director de escena Krzysztof Warlikowski (Szczenin, Polonia, 1962). Las más tempranas aproximaciones de este renovador al teatro vinieron de la mano de Konrad Swinarski, Jerzy Jarocki, Andrzej Wajda y, el que más tarde se convertiría en su gran mentor, Krystian Lupa, a quien no duda en considerar poco menos que su álter ego. Sin embargo, los límites del teatro que empezaba a concebir en los ochenta sobrepasaban las intrincadas fronteras polacas, dentro de las cuales siguen sobreviviendo, hoy en día, algunos de los tabúes más rancios. Warlikowski reconoce que "la homosexualidad aún causa escozor en la sociedad polaca". En París, adonde acudió para completar sus estudios, quedó impresionado por la escasa calidad de las producciones, lo que le permitió dedicar sus tardes a la ópera y el ballet. Por entonces entró en relación con Peter Brook, Ingmar Bergman y Giorgio Strehler. En Madrid va a presentar una producción que estrenó en 2003 pero que estuvo programada el pasado verano en el Festival Internacional de Edimburgo: The Dybbuk, adaptación de una de las obras fundadoras del siglo XX, la homónima de Szymon An-ski, y un cuento de Hanna Krall. Según ha manifestado el director, le preocupa la manera en que puede ser interpretada la obra dependiendo de los diferentes públicos. "En Nueva York, donde existe una importante comunidad judía, la gente reconocía los códigos que utilizamos. Aquí no sé cuál puede ser el efecto".