Santiago Ramos (sentado) encabeza el reparto de 'Noviembre'. Foto: David Ruano

Santiago Ramos vuelve a reencontrarse con David Mamet para encarnar en Noviembre a un presidente de los Estados Unidos sin escrúpulos. Una farsa sobre la política que programa el Festival Madrid-Sur y que seguirá de gira por el país.

Mediados de otoño. Elecciones presidenciales en Estados Unidos. ¿Obama contra McCain? No, más bien Noviembre, el último artefacto explosivo de David Mamet que, coincidiendo con las elecciones para elegir un nuevo inquilino del Despacho Oval, estrenó hace nueve meses en Nueva York y que ahora dirige en España José Pascual. Su protagonista es Santiago Ramos, quien da vida a un desesperado presidente que no tiene ninguna posibilidad de aspirar a un nuevo mandato. Hasta que, en una de sus reuniones con su equipo, surge una idea, una idea brillante, que le puede devolver a la cima, aunque para ello tenga que abjurar de sus principios, si es que los tiene. Porque ahí es donde Mamet hinca el diente, en la ideología y el amor al poder.

"Noviembre es una comedia demoledora sobre el poder y las personas que lo ejercen", asegura Ramos, que encara su cuarto trabajo con textos del autor americano, uno de los cuales lo hizo como director. "Mamet no se anda con chiquitas, presenta a unos auténticos pícaros capaces de cualquier cosa con tal de seguir mandando sin que les importe nada ni nadie". Empezando por el presidente, que se ve chantajeado por la autora de sus discursos para que la case con su novia delante de las cámaras de televisión.

Por si esto fuera poco, Mamet retrata a sus personajes como unos verdaderos irresponsables con una categoría intelectual de tercera. "El primer acto recuerda a los números de Gila cuando hablaba por teléfono con la Casa Blanca", continúa el actor, que sólo "salva" de esta tropa a la escribiente "izquierdosa, lesbiana y socialista utópica", según la definición del propio autor. El personaje interpretado por Ana Labordeta "es el único que todavía cree en algo, que mantiene el respeto por las instituciones", a pesar de que debe cargar con sus contradicciones pues trabaja para un presidente contrario a su ideología y forma de entender la vida. Y todo ello mientras tienen que indultar a un par de pavos por el Día de Acción de Gracias.

Renegar de los liberales
Esta trama -y la manera de contarla- supone un cambio considerable en la trayectoria del autor, ya que se presenta como una comedia de humor. Sin embargo, según Ramos, "la obra mantiene las claves de Mamet. Aunque es una farsa, en Noviembre está su fuerza de siempre, los giros que consigue con una simple frase o con una intervención exterior que introduce una información en principio inane pero que esconde unos hachazos terribles".

Lo que sí ha cambiado ha sido el autor. Poco después del estreno de la obra, Mamet publicó "Por qué ya no soy un izquierdista de encefalograma plano" en el semanario neoyorquino The Village Voice. En el artículo explicaba Mamet cómo la escritura de Noviembre le había hecho "reflexionar en la política" y a cuestionarse varias de las cosas que defendía hasta entonces. El resultado fue renegar de sus ideas liberales y abrazar las conservadoras, además de establecer un paralelismo entre las políticas y actitudes de Bush y John F. Kennedy que levantó ampollas.

La caída del caballo de Mamet no le ha sorprendido mucho a Ramos. Para el actor, el dramaturgo "nunca ha sido un autor políticamente incorrecto". Como ejemplo cita Oleanna, la obra que interpretó hace una decena de años con Blanca Portillo, acerca de una alumna que denuncia a un profesor. "Ya discutíamos entonces sobre a quién apoyaba Mamet y no llegábamos a ningún acuerdo porque lo que hacía era mostrar una situación sin tomar partido por uno u otra", recuerda Ramos. La obra se representa mañana en el Teatro Buero Vallejo de Alcorcón y pasado en el García Lorca de Getafe. Luego viajará a Cazorla (día 1 de noviembre), Fuenlabrada (día 8), Molina de Segura (22) y Zaragoza (del 27 al 30).