Image: Hamlet o Je suis comme ça, de Yasmina Reza

Image: Hamlet o Je suis comme ça, de Yasmina Reza

Teatro

Hamlet o Je suis comme ça, de Yasmina Reza

13 noviembre, 2008 01:00

Ilustración de Jorge Arévalo

10 años de El Cultural

Pedagógico espectáculo, indicativo de los tiempos que corren, con un montón de artistas invitados y espectaculares cameos, al gusto del espectador moderno, obra del gran autor satírico Ignacio García May.

Hamlet, Príncipe Filósofo...................... Juan Mayorga
Polonio, Altísimo Chambelán................. José María Pou
Claudio, Rey.......................................... Blanca Portillo
Gertrudis, Reina..................................... Blanca Portillo, también
Ofelia, muchacha algo alteradilla............ Angélica Lidell
El Fantasma, espectro............................ Robert Lepage
Unos cuantos cómicos........................... Animalario
Fortinbrás, invasor.................................. Mario Gas

De Yasmina Reza
Dirigido por Tomász Pandur


La obra de Shakespeare dice: "En la explanada de Elsinore". Reza ha escrito: "Petit et tres jolie jardin dans une coquette et tres charmant maison burgueoise". Pandur ha puesto un espacio vacío con sillón morado y un focazo que deja ciegos a los actores, pero a cambio, hay que reconocerlo, crea unas sombras muy monas. Bajan, colgados cabeza abajo de sendos cables, dos figurantes con lanza. Se les nota que son estudiantes de arte dramático porque, cuando salen, aún no llevan preparado el personaje. Por otra parte, la posición tampoco ayuda.

FIGURANTE 1- (Balanceándose) ¡Quénochemástristeyoscura!
PANDUR- (Desde su butaca de director) ¡No oir!
FIGURANTE 1- ¡Quénochemástristeyoscura!
PANDUR- ¡No entender!
FIGURANTE 1- (En voz baja) ¡Aquí te quería yo ver colgado! (Hacia el público) ¡Qué noche más triste y oscura!
Entonces hay un apagón. Al principio todo el mundo cree que es un efecto de dirección, y hasta se produce un aplauso, porque la gente, hoy, es así y se conforma con nada. Pero Pandur se levanta de su asiento de director y da unos cuantos gritos. El director técnico, que se parece sospechosamente a Paco de la Zaranda, sale a toda mecha y vuelve enseguida.

PACO DE LA ZARANDA- ¡Ná! ¡Un enshufe que ze ha eztropeao!
Vuelve la luz. Prosigue la obra.

FIGURANTE 1- En noches tan tristes y oscuras (Reza escribe aquí: "très tristes et très obscures") como ésta no es raro encontrarse con fantasmas.
FIGURANTE 2- Bueno, sí, pero ten en cuenta, mon vieux, que un fantasma no es más que un concepto literario, un producto del miedo subconsciente, una alucinación.
FIGURANTE 1- Sí, pues ahí hay uno, tío listo.
Se aparece sobre la pared una espectacular proyección de Robert Lepage. Lepage, para llevarlo de gira, sale caro, pero así, en proyección, entra en el presupuesto.

FIGURANTE 2- Sólo es una representación de la mente.
FIGURANTE 1- ¡Calla, mira! ¡Va a decir algo!
Efectivamente, Lepage abre la boca, pero no llega a decir nada porque hay otro apagón y la imagen se desvanece.
PANDUR- Pero… ¿qué pasar?
Paco de la Zaranda vuelve a salir.

PACO DE LA ZARANDA- , Ná, que s´ha reventao la bombilla del proyetó… Eztán buzcando a ve zi hay otra por ahí…
Como no puede seguir ensayándose esta escena sin fantasma, Pandur continua con la siguiente: la fiesta en el salón del trono. Reza lo describe así: "tres jolie chambre dans la susdit et vraiment charmant maison burgueoise". Pandur ha llenado el suelo de agua hasta las rodillas. En escena, Mayorga, Pou, Portillo y Lidell, todos vestidos con slips de cuero ajustados. Como Pandur se ha olvidado de los figurantes, siguen colgando encima de los demás actores, pero es que además queda moderno y bien.
PORTILLO- ¡Ah, cómo me gusta hacer de mala! (A Mayorga) Hamlet, ¿por qué tan triste?
MAYORGA- No es triste: es el calzoncillo éste, de cuero, que me tiene agobiado, majestad.
PORTILLO- No me llames majestad. Basta que me llames madre.
MAYORGA- Ah, perdón. Creí que eras el rey, madre.
PORTILLO- Y soy el rey, querido sobrino.
MAYORGA- Pero entonces…
PORTILLO- ¿Es que no has oído hablar de los actores camaleónicos? ¡Yo hago dos personajes a la vez! ¡Y tres, en cuanto te descuides! (A Pou) Y ahora, chambelán… ¡Chambelán! ¿Se puede saber qué hace aquí esa cabra?
POU- (Escondiendo algo tras una cortina) ¿Cabra? ¿Qué cabra? Yo, majestad, lo que quería era pediros un favor.
PORTILLO- ¿A mí o a mí?
POU- A… Al Rey, majestad.
PORTILLO- (Como Rey) Vale, empieza. (Como Reina) Espera, que me siento.
Pero no se sienta, así que Pou sigue con lo suyo.
POU- Sucede que mi hija quiere alejarse de la corte durante unos días para ir a estudiar en el extranjero.
LIDELL- (Interrumpiendo) ¡Di la verdad, viejo burgués! ¡No quiero estudiar! ¡Lo que quiero es alejarme de este teatro podrido, estetizante y subvencionado en el que vivís todos, menos yo!
POU- Quiere un permiso para ir a Avignon…
LIDELL- ¡Cerdos! ¡Corruptos! ¡Antiguos!
PORTILLO- ¿Y no te dará pena, querida Ofelia, alejarte de Hamlet, a quien tanto amas?
LIDELL- ¿Amar? ¿Yo? ¿A ese… ese… funcionario?
MAYORGA- Oh, querida ninfa: no eches Más Ceniza sobre mi dolor. Desde que mi padre se marchó Camino al Cielo me siento como un sonámbulo, no muy diferente de esos Animales Nocturnos cuyos aullidos, como las últimas Palabras de Copito de Nieve, no pueden ser comprendidas ni siquiera por El Traductor de Blumemberg. Ahora busco sólo La Paz Perpetua, pero hasta mí llega La Primera Noticia de la Catástrofe.
En el texto de Yasmina Reza no pone nada de esto, pero, siendo Mayorga del oficio, no sería de extrañar que el muy pillo le hubiera metido mano a la versión, aprovechando que Pandur no habla más que ese idioma suyo, tan balcánico, y no se entera, en realidad, de nada. En todo caso, semejante monólogo ha dejado a todo el mundo estupefacto y cariacontecido. Hasta que Lidell explota:

LIDELL- ¡Dramaturgo! ¡Heterosexual!
Y como no se le ocurre ningún insulto más grave, sale indignada.

PORTILLO- Demos por zanjada la audiencia y marchemos según el protocolo. Primero salgo yo, el Rey, luego salgo yo, la Reina, luego el… ¡Chambelán! ¿Se puede saber qué le estás metiendo en la boca a esa cabra?
POU- ¿Cabra? ¿Qué cabra? (En voz baja, a algo que se esconde tras la cortina:) Cariño, no podemos seguir viéndonos así…
Salen todos, menos Mayorga.

FIGURANTE 1- ¡Majestad, es decir, Príncipe!
MAYORGA- ¡Oh! ¡Voces me llaman desde lo alto!
FIGURANTE 1- ¡Sí, aquí, colgados! (Mayorga localiza a los figurantes) ¡Alteza, hemos visto al fantasma de vuestro padre!
FIGURANTE 2- Bueno, sólo era una proyección, pero estaba muy bien hecha.
MAYORGA- ¡Mi padre, convertido en proyección! ¡Algo huele a podrido en Dinamarca! (Tuerce el gesto) Oye, Pandur, aquí huele fatal.
Pandur grita algo y Paco de La Zaranda sale a ver qué pasa.

PACO DE LA ZARANDA- ¡Loz bañoz, que ze han averiao! ¡Alguien los ha atazcao a propózito!
PANDUR- ¡Esto ser sabotaje!
PACO DE LA ZARANDA- Pero, ¿quién e´el zinvergöenza que noz quiere faztidia er montahe?
Tan inquietante pregunta queda, por el momento, sin respuesta. Mientras avisan a los fontaneros deciden ensayar la escena de los cómicos. Aprovechan para bajar a los pobres figurantes. El texto de Reza reza: "Hamlet, seul", pero yo creo que se equivoca porque esa es la capital de Corea. Pandur lo deja estar.

MAYORGA- Estoy convencido de que mi padre fue asesinado por mi tío-madre. Para ello le tenderé una trampa brechtiana de primer orden: haré representar una obra que le obligue a delatarse. ¡Chambelán!
Entra Pou.

MAYORGA- ¿Han venido ya los cómicos que llamé?
POU- Hay muchos. ¿Les hago pasar a todos?
MAYORGA- ¿Cómo que muchos, si yo he llamado a los de siempre?
POU- Cuando hay una prueba se entera todo el mundo.
MAYORGA- Bueno, pues que entren de uno en uno. Y por favor, deja de una vez esa cabra en el camerino o donde sea. Hace muy mal efecto.
Pou da entrada al primer cómico. Entra José Luís Gómez, vestido como para hacer "Informe para una academia".

GóMEZ- ¿Es aquí la prueba? Le haré una demostración.
Da saltos por el escenario recitando los textos del mono kafkiano.

MAYORGA- (Interrumpiendo) Perdón, gracias, pero no es eso lo que buscábamos. Hacemos La Ratonera de Darwin, no El Planeta de los Simios.
GóMEZ- ¡A usted lo que le pasa es que no sabe reconocer la diversión inteligente!
Y se va. Entra El Brujo.

MAYORGA- Verá, le explico, lo que me gustaría es que representara una obra mía donde hay varios personajes que…
EL BRUJO- ¿Cómo dice usted? ¿Varios personajes?
MAYORGA- Sí, porque …
EL BRUJO- No, perdón, yo sólo trabajo solo. No necesito a nadie. A decir verdad, ni siquiera le necesito a usted.
Y se va. Entra Blanca Portillo, con una apariencia totalmente distinta a la de antes.

MAYORGA- ¡Madre! Así, de primeras, no te había reconocido…
PORTILLO- ¿Cómo que madre? ¿Cómo que madre? Ahora estoy haciendo otro papel.
MAYORGA- Sí pero, francamente, preferiría que el reparto fuera más variadillo.
Así que también sale. A continuación entra el elenco entero de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, pero tampoco pasan la prueba porque Mayorga es un autor moderno y ellos no se dedican a eso. Luego viene Nacho Cano y canta algo, momento que tanto Pandur como Mayorga aprovechan para irse y tomar un café y unos churros. Le siguen los protagonistas de La Bella y la Bestia, que también se empeñan en cantar. Entra Maribel Verdú y dice: "que sepan ustedes que he venido para decirles que no pienso hacer esta prueba", y se va. Le toca el turno al sobrino de Peter Brook, que es el único de la familia que no ha encontrado trabajo en el Festival de Otoño, y que, tras la prueba, sigue sin encontrarlo. Alguien arregla el proyector y se ve, por fin, la imagen de Robert Lepage, durante ocho horas ininterrumpidas, aunque con sobretítulos. Finalmente entran los chicos de Animalario. Como Mayorga y Andrés Lima son colegas y llevaban tiempo sin verse, se dan unos abrazos y luego intercambian recuerdos golfos.

LIMA- ¿… y te acuerdas de aquel concejal cuando hicimos Hammelin y el tío pensaba que era la historia de su vida?
El jua jua es ya excesivo, así que Pandur pone orden y continua el ensayo.

MAYORGA- Bueno, tío, a lo que vamos: quiero que hagáis La Ratonera.
LIMA- Deberías hacerte mirar eso de escribir siempre obras con animales… Pero, ¿por qué esa obra y no otra?
MAYORGA- Verás… ¡La obra será el lazo en el que cazaré la conciencia del Rey!
LIMA- ¡Ah! ¿Es una obra política, entonces?
MAYORGA- Bueno, en cierto sentido.
LIMA- Entonces perdona pero no. Nosotros no hacemos nunca teatro político porque el teatro político es inmundo y panfletario. (Lima se vuelve a Pandur) ¡Esta frase que me acabáis de hacer decir es inmunda y panfletaria! ¡Yo nunca diría algo así en una obra mía!
PANDUR- ¡Tú seguir o no cobrar!
Lima, que es hombre práctico y sabe que estamos en crisis, elige seguir. En ese momento se escucha un aullido en el patio de butacas. Mayorga, Lima, y toda la compañía, se vuelven hacia el lugar del que ha surgido el grito en cuestión ("un cri epouvantable", según la autora) y descubren, aterrados, que Pandur ha sido asesinado: alguien le ha estampado una batería de focos Svoboda en la cabeza, lo cual indica cierto sadismo y no poca preocupación por la estética.


MAYORGA- ¡Qué espanto!
POU- ¡Qué horror!
LIMA- ¡Qué asco!
LIDELL- ¡Qué imagen más buena para mi próximo espectáculo!
Avisan a la policía, que viene enseguida. Sin embargo, el levantamiento del cadáver tendrá que esperar porque le corresponde a Garzón y está ocupado cavando tumbas merovingias para encontrar el cadáver de Dagoberto el Melenudo.

PORTILLO- Habrá que suspender la función… Ahora que le había cogido el punto a mis personajes…
Entra un político, uno cualquiera, mientras sea de Cultura. Como, pese a todo, es un papel gracioso, se lo dan a Pepe Viyuela, que por lo demás es un tío estupendo.

VIYUELA- ¡De eso nada, señoras y señores! La función no se suspende: estamos inaugurando el Canal y no podemos interrumpir tan magno acontecimiento, el más importante desde la construcción de las pirámides, por un muerto más o menos. ¿Qué dirían nuestros inversores, digo perdón, nuestros votantes? ¡Sustituiremos al director!
MAYORGA- Es una buena idea; en nuestro país hay directores muy buenos: Miguel Narros, Laila Ripoll, Gerardo Vera, Ana Zamora, Alfredo Sanzol, Juan Carlos Pérez de la Fuente, Eduardo Vasco …
VIYUELA- ¡Exacto! ¡Hay muchos y muy buenos! Pero ninguno de ellos es lo suficientemente extranjero para hacerse cargo de esta importantísima misión, así que les presento a la sustituta de Pandur.
Entra Tamzin Townsend, muy deprisa, por el patio de butacas.

TAMZIN- ¡Vamos, señores, rapidito y matizando, que a las cuatro tengo otro ensayo!
Y dicho y hecho, se ponen a la labor. Como Lima ya ha aceptado lo de la Ratonera proceden a ensayar la escena del convento, llamada así porque, en un importantísimo momento de la misma, Hamlet le dice a Ofelia "va-t-en au le tres delicieus et merveilleux couvent!". Como Pandur ya no está, o está pero de cuerpo presente, y, en cualquier caso, ya no opina nada, los actores pueden, por fin, quitarse sus taparrabos de cuero y vestirse como personas normales. Pou aprovecha para ponerle el suyo a la cabra. Sin ánimo de provocar a nadie, lo cierto es que le queda fenomenal, y lo digo aclarando que a mí, las cabras, en general, ni fú ni fa.

MAYORGA- ¡Oh! ¡La hermosa Ofelia…! ¡Ninfa, acuérdate de mí en tus oraciones!
Pero Lidell, que pasa descaradamente de Mayorga, se ha quedado mirando a la cabra con interés. Sin que nadie pueda preverlo, se saca de la liga un puñal malayo y arremete contra el inofensivo y sexy animalito, que andaba por ahí presumiendo de taparrabos. De un tajo le corta la cabeza.

POU- ¡Sylvia, amor mío!
Lidell levanta con un brazo la cabeza cercenada y se baña en la sangre del bicho. Es bastante asqueroso, pero muy moderno y con ese punto ritual que le gusta a Eugenio Barba y a su panda.

LIDELL- ¡Las putrefacción del alma se solapa con el hedor de la sociedad infecta! ¡Nosotros, los testarudos, los desheredados, los bastardos de la infancia portátil y teleológica nos rebelamos contra la cobardía consuetudinaria que empaña el ámbito de lo hipotético! ¿Quién se atreve a agredirme, quién?
Pou se atreve. Hay que entenderle: le han matado a un ser querido. El guantazo es de campeonato y Pou un gigante, pero ella, en vez de presentar denuncia, grita: "¡Más! ¡Más! ¡Por la violencia hacia el éxtasis!". Tamzin Townsend, que es británica, ha visto antes estas cosas, sobre todo en los colegios privados de la Pérfida Albión, que, si se llama de esa manera, por algo será; pero lo cierto es que así, en público, y delante de todos, le suena un poco primitivo. Ella está acostumbrada al teatro comercial, donde la sangre nunca corre. Es un decir. La policía vuelve, esta vez para llevarse a Lidell, detenida por cabricidio. Nadie declara contra Pou porque, en el fondo, todos hubieran querido hacer lo mismo que él: convengamos en que la cabra se hacía querer más que Lidell.

TAMZIN- ¡Vaya! Ahora tendremos que cambiar de actriz.
PORTILLO- (Como quien no quiere la cosa) Yo podría hacerlo muy bien…
TAMZIN- No, no. Necesito a dos actrices distintas para esto. Llamemos a Nati Mistral.
A Mayorga le da un patatús pensando que va a tener que declararle su amor a Nati Mistral. Enseguida se descubre que, como Tamzin es inglesa, aún no identifica bien a los actores por sus nombres, y cuando dijo Nati Mistral se refería a la niña cursi que sale en los Hombres de Paco, que no sé ni cómo se llama pero da igual, ustedes me entienden. Esto, a Mayorga, le parece mejor, pero como el representante de ella se descuelga pidiendo tarifa televisiva, es decir, con un montón de ceros, y estamos en crisis, acaban contratando a Nieve de Medina, y, francamente, eso que salimos ganando todos, porque es infinitamente mejor actriz. Pero a Tamzin se le está haciendo tarde, porque recuerden que tenía otro ensayo a las cuatro, y procede a cambiar de escena: vamos a la representación de La Ratonera, lo cual exige que todo el elenco, figurantes incluidos, esté en escena. El texto de Reza explica: "Grand salle de la tres charmant maison burgueoise, etc, etc. Il y a une petit scene sur la scene pour jouer Le Souriciere". Souriciere significa Ratonera.

PORTILLO- Siéntate a mi lado, querido hijo.
MAYORGA- No, madre.
PORTILLO- No soy tu madre, Hamlet, aunque bien quisiera que me quisieras tú como a tu padre.
MAYORGA- (Después de una pausa) Vas a conseguir que me vuelva loco, pero de verdad… (Se sienta junto a Nieve de Medina) ¿Puedo apoyar mi cabeza en tu regazo?
NIEVE- Pues mira, no.
Ofelia decía otra cosa, pero es que Nieve es de armas tomar. Mayorga va a empezar con uno de esos monólogos pesadísimos de Hamlet cuando entran los de Animalario en escena, pero sin Lima.

LOS DE ANIMALARIO- ¡Andrés! ¡Andrés! ¡Han secuestrado a Andrés!
Y otra vez follón… ¡Cómo se nota que es una producción española! Carreras de un lado a otro, gritos, llamadas. Todos buscan a Lima, pero no hay ni rastro. ¿Qué está pasando en esta función? ¿Será verdad que el Canal está tan maldito como el tesoro de los Templarios? Telefonean a la policía, que viene por tercera vez.

TAMZIN- (A Viyuela) Usted me perdonará, pero así no hay forma de trabajar.
VIYUELA- ¡No hagamos una montaña de un grano de arena! Total, un hombre muerto, una cabra muerta, un secuestro… eso entra dentro de la casuística de la producción teatral nacional. Usted siga hasta donde pueda y yo me encargo de la policía.
Hay que reconocer que Tamzin vuelve al trabajo sin rechistar y con toda su energía, y eso la honra. A falta de la representación de La Ratonera, se pasan a la escena del cementerio, donde también está todo el mundo excepto los cómicos. A ver qué dice el texto de Reza… "petit et tres ravissant cimetière dans le jardin de arrière de la maison burgueoise". Más o menos. Desde que se murió Pandur las escenografías se parecen a lo que pone en el texto. Hay un sepulturero en un foso, y otro arriba, dando órdenes y sin mancharse. Además, éste último lleva traje y corbata, pero eso deja de resultarnos extraño cuando caemos en la cuenta de que es Arturo Fernández. El otro sepulturero, el que está partiéndose el lomo cavando, es Emilio Gutiérrez Caba. Emilio es un tío muy trabajador.

ARTURO FERNáNDEZ- Venga, chatín, acaba con eso que van a venir los del entierro y van a pensar que no nos ganamos el sueldo.
EMILIO- Algunos sí nos lo ganamos. Podrías echarme una mano.
ARTURO FERNáNDEZ- ¡Pero qué dices, hombre! ¿Tú has visto esta americana? ¿Qué quieres, que me la manche?
EMILIO- (Acaba de encontrar un cráneo) ¡Anda, una calavera!
Entra Mayorga y se acerca a ellos.

MAYORGA- ¡Sepulturero! ¿De quién es esa tumba?
ARTURO FERNáNDEZ- ¿Pues de quién va a ser, majete? ¡Del que la ha pagado!
Mayorga no se ríe porque esto de la alta comedia no es exactamente lo suyo y no le pilla el punto al otro. Coge la calavera y la mira.

MAYORGA- ¿No es Federico?
EMILIO- No, en esa fosa no nos dejan cavar todavía. éste es don Pedro Muñoz Seca.
MAYORGA- ¡Ah! Yo le conocí: era extremadamente ingenioso, pero nunca se le valoró lo suficiente. Se confundía la enjundia de sus ripios con la hipotenusa de su coherencia ideológica. ¿Dónde están ahora tus éxitos de antaño? ¿Por qué ya no se representa Don Mendo como era costumbre? ¿Qué ha sido de Manolo Gómez Bur y de todos esos grandes actores de entonces? El teatro no es más que una sombra, una aflicción, y hasta un dolor de cabeza si uno va a ver a Krystian Lupa.
ARTURO FERNáNDEZ- ¡Qué viene la comitiva!
Entra la compañía al completo. ¡Qué momento! ¡Qué emoción! ¡Esto es espectáculo, señores! Portillo va a decir algo, no se sabe si como Claudio o como Reina, o como qué, pero hay una nueva interrupción. Esta vez es toda una barra de focos la que le cae en la cabeza a Mayorga, reduciéndole a la anchura de un folio. Paco de La Zaranda, que llevaba un rato sin salir, señala al peine y dice:

PACO DE LA ZARANDA- ¡Arriba! Y entonces, por primera vez, vemos quién ha causado los sucesivos accidentes del ensayo: encaramados al peine hay varios individuos encapuchados a lo Fantomas que se arrancan las máscaras: reconocemos, entre otros, a Ernesto Caballero y a cierto tipo, más bien siniestro, que responde a las iniciales de I.G.M. y escribe una columna graciosilla sobre teatro en una revista cultural de poca entidad intelectual. ¡Llevan cartuchos de dinamita!

CABALLERO- ¡Escuchadnos! ¡Nosotros somos los responsables de todo cuanto ha sucedido esta noche! ¡Antes de entregar este teatro a los catalanes, lo volaremos en cachitos!
I.G.M.- ¡La directora, que no se escape la directora!
Tamzin, que está hasta el moño de esta producción, intenta, en efecto, escabullirse. Pero los facinerosos arrojan sus cargas de dinamita sobre ella, y la británica vuela por los aires. Luego, Caballero, I. G. M. y el resto descienden al escenario por las mismas cuerdas que antes se utilizaban para colgar figurantes cabeza abajo. Reconozcamos que es un uso más digno.

CABALLERO- (Heroico) ¡Que nos detengan, si quieren! Nosotros hemos cumplido, conteniendo la amenaza que se cernía sobre los creadores madrileños. ¡Viva la Plataforma!
I.G.M.- ¡Viva!
PACO DE LA ZARANDA- ¡Pero shalao! ¡Si ézta no era catalana, zino ingleza! ¡Y el de antez era ezlovenio o zerbioboznio o algo de ezo! ¡Y eze otro era de Madriz!
CABALLERO- ¡Ah…! ¿De veras?
I.G.M.- Ernesto, tío, te juro que en la wikipedia ponía…
Pero ya ha llegado, ¡una vez más!, la policía y se los está llevando a todos detenidos. Esta noche la pasarán en la misma celda que Lidell: ¡ése será su cruel castigo! Los supervivientes contemplan el último estertor de Mayorga, aplastado por la barra de focos.

MAYORGA- ¡Cómo duele esto, caray! ¡Ah…! ¡Voy a decir una frase memorable para culminar el triste viaje de mi existencia! Veamos… Sí, ya sé: Spain is different.
Muere. Sus compañeros lloran silenciosamente.
PORTILLO- Ahora sí que se ha acabado, y de verdad. Esto no hay quien lo levante.
VIYUELA- ¡No, amigos! ¡Desfallecer, jamás! El teatro, queridos compañeros, no morirá porque todos nosotros lo llevamos en lo más hondo de nuestros corazones, porque los teatreros, sean actores, directores, dramaturgos, y etc, etc, siempre representarán lo más hermoso de nuestra sociedad, oh, capitán, mi capitán… (Música de violines, emoción a raudales. Hasta Arturo Fernández derrama una lagrimita, aunque con mucho cuidado de no mancharse.) ¡Sí! ¡Esta obra continuará! ¡Y yo os diré cómo!
LA COMPAñíA- ¿Cómo?
VIYUELA- ¡Gracias a ellos!
Se vuelven todos y ven entrar, por el patio de butacas, a Mario Gas, Alex Rigola, Albert Boadella, Calixto Bieito, Sergi Belbel y un tanque Panzer con una banderola de Focus.

GAS- ¡De ahora en adelante, nen, nosaltres ens encarreguem!
Y, dicho y hecho, se ponen a dar órdenes, y los demás a obedecer. Como diu Rusiñol, es va acabar.

TELó