La Joven sigue con Lope de Vega
Mamen Camacho en La moza de cántaro
Esta dama se verá obligada a vengar una ofensa familiar y en su huida se convertirá en una moza de cántaro, uno de los tipos sociales característicos de la España del XVII que perduró hasta bien entrado el siglo XX y que formó parte del imaginario popular español inspirando a artistas como Goya.
A diferencia de otras obras del Fénix lo que define esta comedia, explica Rafael Pérez Sierra, autor de la versión, es "su carácter novelesco: la acción viaja y se extiende ampliamente en el espacio y en el tiempo, muestra diversos paisajes, tal variedad de personajes, muchos de ellos tan fugaces como de una sola escena, presenta situaciones dramáticas de tan contrario sentido, que parece que Lope quisiera aturdirnos con tanta peripecia si no fuera porque en el tiempo oportuno todo se centra en la trama amorosa que es la que siempre prevalece en toda comedia".
Esencia de los clásicos.
La moza de cántaro tuvo un recorrido peculiar por las imprentas y los escenarios llegando a la gran pantalla en la década de los 50 de la mano de Florián Rey, un año después de ser protagonizada en el Español por María Jesús Valdés. "Para nosotros es, fundamentalmente, la comedia que eligió Rivas Cherif para el estreno de su compañía Clásica de Arte Moderno en los años treinta y que apostó por la revisión del original, evitando partir de las habituales refundiciones a la francesa y buscando una manera más acorde de interpretar a Lope en aquellos años; una apuesta por recuperar la esencia de los clásicos españoles desde el amor y el rigor en el conocimiento".
En La moza de cántaro nos encontramos con un grupo de jóvenes actores que dicen el verso con hondura, emoción, temple, frescura y sin sensación de artificio ni pesadez. Es un reparto en estado de gracia arropado por una puesta en escena de gran sencillez que propone soluciones eminentemente teatrales.
Las leyes del sistema teatral que dotó al texto primigenio de una determinada forma y sentido ya no son las mismas que las que dominan la contemporaneidad, pero el ámbito escénico de Vasco y su equipo artístico (Miguel Ángel Camacho en la iluminación, Lorenzo Caprile en el vestuario, Carolina González en la escenografía, y Vicente Fuentes en el verso) consigue dotar al clásico de una nueva vida.