Teatro bajo el cielo
Comienza el Festival Internacional de Artes y Teatro de Calle de Valladolid
21 mayo, 2010 02:00La compañía belga Point Zero en L'ecole des ventriloques
Valladolid celebra el XI Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle (TAC), cita que muestra la trepidante evolución del género. Del 25 al 30 de mayo.
Lo que sí resulta es un observatorio fantástico, y concienzudo, de las más innovadoras propuestas escénicas que hoy se están produciendo bajo la carpa de este género y que el director del Festival, Javier Martínez, reformula de esta forma: "El teatro de calle se ha venido asociando tradicionalmente con la animación callejera, con artistas en zancos. Nosotros lo entendemos como una forma más de transmisión artística que pretende desmontar el mundo real. Y que lo hace intentando una nueva estructura de los espacios, de forma que el público pueda ver a los actores desde una nueva perspectiva, y también los actores puedan actuar en escenarios poco habituales y nada convencionales". Y añade que se trata de un teatro "multidisciplinar, en el que convergen diversas artes y en el que el individuo, el espectador, es quien finalmente construye la historia que se le presenta. Queremos que nuestro público también tenga esa sensación de privilegio que se siente cuando uno observa una obra de arte".
Esta evolución del género se puede seguir de cerca en esta edición, que se celebra del 25 al 30 de mayo, y en la que van a participar 63 compañías nacionales y extranjeras. Se van a ofrecer 14 estrenos absolutos (de compañías como Alicia Soto-Hojarasca o los turcos Ziya Azazi), y el tono internacional lo asegura la presencia de formaciones de 17 países. En el programa conviven una sección oficial (con 48 espectáculos) y la sección Valladolid propone (con 15 títulos, en su mayoría españoles). El presupuesto del Festival supera los 600.000 euros.
Según el director, se ha buscado equilibrar espectáculos "con un discurso más duro" con otros más líricos o centrados en el entretenimiento. Los hay también dramáticos y performativos. La Compagnie Point Zéro, que presenta L'ecole des ventriloques, basado en textos de Jodorowski, y Gisèle Vienne, con Jerk, son dos ejemplos de temática de difícil digestión. Ambos, con una magnífica técnica, manipulan títeres: el primero, para contar una historia orwelliana; el segundo, la historia de un asesino en serie.
De factura circense destaca el Cirque Eloize, con Nebbia, o los Hermanos Forman, que presentan Obludarium, un espectáculo a caballo entre el teatro de objetos y el circo. La Capilla del Museo de Arte Contemporáneo ha sido habilitada para acoger dos de los espectáculos performativos: lo último de Angélica Liddell, Te haré invencible con mi derrota, e Inés Bonza y Sensa Tempo, que estrena Anatomía de un sueño. Y entre las extravagancias, la del artista austriaco Willi Dorner, invitado como artista residente por el Festival y que desarrollará una intervención (Bodies in urban spaces) en el que ayudado por 30 personas de la ciudad ocupan espacios perdidos que ofrece el mobiliario y la arquitectura urbana. Para esta edición se han habilitado 33 escenarios: "Hemos buscado espacios que tengan que ver con la memoria de la ciudad, como el antiguo matadero municipal, un monasterio y otros espacios verdes y públicos".