Image: De actores y sus maestros

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Teatro

De actores y sus maestros

4 junio, 2010 02:00

Escena de Al borde del agua

Los alumnos de la Escuela de Ópera de Pekín actúan junto con sus maestros en los Teatros del Canal. Al borde del agua es un espectáculo concebido por el francés Patrick Sommier para descifrar las claves del género.

Lo que en Occidente entendemos por ópera poco tiene que ver con la ópera china. Es una variedad entre los más de 300 géneros teatrales que se dan en el gran país asiático, en la que se mezclan la danza, el canto, la pantomima, la acrobacia y las artes marciales, acompañados con música de percusión y cuerda. Y aunque la ópera de Pekín, así concebida, se inició a mediados del siglo XIX, la Escuela en la que se forman los actores es más reciente, se fundó en 1952. Fue una iniciativa de tres grandes maestros, uno de ellos Mei Lanfang, que alcanzó gran celebridad por encarnar papeles femeninos y que fue el primero de los artistas en difundir en Europa y América este género teatral, donde encontró grandes entusiastas como Chaplin o Brecht.
Desde entonces, han salido de esta Escuela unos 3.000 actores diplomados en las distintas especializades que allí se imparten (ópera de Pekín, ópera de Kun, ópera Ping, marionetas, acrobacias, música, danza, bellas artes, iluminación...) Y cada año ingresan unos 200 alumnos que tras su formación trabajan en compañías e institutos de toda China.
El espectáculo que presentan en Madrid, Al borde del agua, ha sido dirigido por Patrick Sommier, director de Maison de la Culture distrito 93 (MC93) de París, quien inició en 2002 un proyecto de investigación con la Escuela de Ópera de China. "Dos ideas guiaban el proyecto: la de cambiar la imagen de ese teatro legendario percibido como un exótico museo y la de cómo revelar ese actor y ese teatro a un público que ignora todos los códigos de la ópera china", explica el director.
El director dice que cuando llegó a China, impulsado por el actor japonés de kabuki Tamasaburo, quedó completamente impresionado con lo que vio: "Los actores sigue una gran displina y, a diferencia de los occidentales, tienen una formación muy física. Pero cuando se les va conociendo, no están muy alejados de nuestros actores de la comedia del arte". Otro aspecto muy importante de su formación, añade Sommier, es su relación con el maestro: "Es sagrada, le rinden un venerable respeto, como también ocurre en Japón. Los maestros son prácticamente su familia". De hecho, en las giras viajan con ellos y, además, les hacen la comida. Y en el espectáculo de Sommier, también aparecen en escena.
Novela popular china.
Sommier propuso llevar a escena a sus socios chinos la novela de Shi Nai-an Al borde del agua, escrita en el siglo XVII. Es grande el desafío, pues esta obra, la más popular de China, de 2.200 páginas, cuenta con 108 personajes. En ella se cuenta la historia de un centenar de bandidos que combaten la corrupción del Estado allá por los siglos XII y XIII. Al parecer, es sorprendente la precisión en las descripciones de la geografía, las costumbres, la variedad de personajes, las relaciones sociales, la moralidad...
Por la magnitud de la novela, y en contra de lo que pueda pensarse, Sommier ha huido de hacer una gran producción y, en su lugar, ofrece un montaje discreto en el que la novela ha sido sintetizada al extremo, para servir de excusa a lo que le interesa contar: cómo trabajan estos actores y cómo es la relación con sus maestros.
Al borde del agua, que se estrenó en 2008 en Francia, ofrece tres niveles narrativos: las escenas inspiradas en la novela, las que trasladan a los ejercicios de entrenamiento de los actores y las enriquecidas con anécdotas contadas por los maestros de la Escuela, quienes, a su vez, cuentan cómo ellos aprendieron. Se añade un prólogo y un epílogo que narra un actor francés. Dice Sommier que no le ha interesado "hacer un espectáculo didáctico, sino descubrir la faceta más poética de este género".