Image: Máscaras sin concesiones

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Teatro

Máscaras sin concesiones

El director de la Shaubühne de Berlín presenta Demonios en el Valle Inclán

29 octubre, 2010 02:00

El actor Lars Eidinger en la obra.

El próximo domingo y el 1 de noviembre se representa en el Valle Inclán de Madrid Dämonen (Demonios), dirigida por el director de la Shaubühne de Berlín. Poderosa pieza en la que los actores brillan por su impecable labor. Por otro, el Centro Dramático Nacional estrena hoy, en el María Guerrero, Questi fantasmi, de Eduardo de Fillippo.

Si el teatro perdura hoy en día se debe, en gran parte, a su capacidad para mostrarnos destellos de aquello que nos sucede como seres humanos de piel para adentro y nunca nos atrevemos a nombrar. De ahí que el éxito de cualquier función dependa a la postre del reconocimiento por parte del espectador de lo que pase en la escena y sólo permanezcan en nuestra memoria aquéllas obras que desvelan zonas de nuestra intimidad en la que nos vemos profundamente reflejados. Cuando esa intimidad se somete a las leyes del decoro burgués, el espectador se ve reafirmado en sus principios. Ahora bien, si esa intimidad descubre los dämonen (demonios) que llevamos dentro, la atmósfera se enrarece y la representación teatral adquiere un nivel de violencia difícil de soportar. Cualquiera de estas opciones depende, finalmente, del punto de vista del creador frente a la posibilidad de mostrar (u ocultar) las zonas más emponzoñadas del ser humano.

En este sentido, el director alemán Thomas Ostermeier ha optado por mostrarnos en su soberbia puesta en escena de Dämonen los demonios del autor sueco Lars Norén sin ningún tipo de concesiones ni prejuicios: Frank y su esposa Katarina están al final de la treintena, no tienen hijos y viven juntos en un elegante apartamento desde hace nueve años. Una tarde Frank llega a casa con las cenizas de su madre muerta en una bolsa de la compra. Se irrita ante el desorden general del piso y la presencia de colillas en los rincones más inesperados, el caos normal de una relación normal. Jenna y Thomas viven en el piso de abajo. Son de la misma edad pero tienen tres hijos y forman una familia feliz. Todo parece ir bien hasta que la ingenua Jenna les pide prestado un poco de arroz. Lo que comienza como una reunión amistosa de dos parejas terminará convirtiéndose en un auténtico infierno en el que sus mezquindades dinamitarán las reglas morales establecidas y la máscara social de cada uno de ellos.

Un nuevo teatro social.
Thomas Ostermeier es el responsable artístico de la Berliner Schaubühne am Lehniner Platz desde 1999. La fama precoz supuso una gran hipoteca para este joven director curtido en el "Baracke" (emblemático escenario teatral en el Berlín de los noventa), donde firmó la puesta en escena de textos de jóvenes autores británicos, entre otros. Con Shopping and Fucking, de Ravenhill, consiguió tocar el nervio del lugar y se convirtió en director de culto. En cambio, en los ambientes refinados de la Schaubühne lo marginal no casó tan bien con el público y Ostermeier derivó hacia un nuevo concepto del realismo: "Hoy necesitamos un nuevo realismo, nuevas formas y argumentos, necesitamos un arte social efectivo", declaró Ostermeier en el 2002. De este modo, el creador apostó por nuevos contenidos dramáticos en contra de la arbitrariedad de la destrucción: "Debido a que las experiencias sociales del hombre son tan discontinuas y muchas veces fragmentadas, la necesidad de fingir cierta unidad se vuelve cada vez más imperante".

Perfora el corazón. En Dämonen vuelve a recurrir a cierta modernidad (exterior) con una solvente y cuidada escenografía móvil de corte funcional y un perfecto uso en vivo de diferentes cámaras para perturbarnos desde el contenido de una poderosa pieza teatral con una impecable dirección de actores. El trabajo del actor alemán Lars Eidinger perfora el corazón del espectador. No se lo pierdan.