Tres malas mujeres
Carmen Ruiz, en la obra
Antonio Zancada repone en la Triángulo Estúpida, un texto que ha escrito y dirigido para tres actrices de carácter: Natalia Hernández, Carmen Ruiz y Maribel Vitar.
Ha sido esta última la que ha animado la reposición de este texto de Antonio Zancada. Lo estrenaron hace tres años en la Triángulo, en horario para los más noctámbulos, a las doce y media de la noche. El lleno diario les cogió por sorpresa y, añade Zancada, "cometimos el error de abandonar el montaje por otros compromisos".
Zancada es un autor y director peculiar, con un estilo forjado inicialmente en el cabaré que ha continuado por la senda de la tradición barroca, hacia la farsa y el lenguaje bizarro. Para su compañía Equilicuá ha escrito, interpretado y dirigido media docena de títulos. Debe su fama a Zanahorias, que estrenó en Madrid y que luego llevó en 2007 al The Duke Theatre de Nueva York, convirtiéndose en la obra en español más premiada del año. La experiencia le hace abrigar la idea de estrenar también allí Estúpida. "Primero, queremos representar la producción española, pero pensamos en hacer otra nueva con actores de allí". Allí está Francisco Reyes, su socio en Nueva York, y quien ha conseguido producir en inglés a Juan Mayorga (Himmelweg). Otra de las piezas que la compañía tiene en repertorio es Spot.
Mezcla de géneros.
Con Equiliquá, Zancada ha puesto en práctica un teatro que mezcla géneros -"me salen aparentemente comedias, pero cuento historias terribles"-, que echa mano de un lenguaje que hace malabares con las palabras y vinculado siempre a la realidad: "Mis obras tienen que ser representables, tienen que tener frescura, yo vengo del cabaré y sé que el público es nuestro interlocutor".
Estúpida cuenta la disparatada historia de Cristinita Bizznes (Natalia Hernández), que lleva trece años encerrada en su pueblo sin traspasar los muros de la mercería que regenta. Su amor se fugó con su mejor amiga (Carmen Ruiz) y solo tiene la compañía de su madre, Basilia (Maribel Vitar), que sufre delirios. La estética del espectáculo sigue el patrón barroco.