Fernando Sánchez-Cabezudo



Kubik Fabrik, en el número 5 de la calle Primitiva Gañán de Madrid, es la nueva audacia de Fernando Sánchez- Cabezudo, un antiguo almacén de cartón y papel que ha reconvertido con bastante gusto en una sala de teatro, de 80 butacas, en el centro del barrio madrileño de Usera. Desafiando el refrán, el joven actor, autor y director sí prefiere hacer mudanza en tiempos de crisis: "La situación es propicia para iniciativas como ésta. De momento, la sala no es rentable económicamente, pero si no puedes ir de gira (porque no salen bolos), prefiero montar mi propia historia en Madrid, actuar aquí y crear un núcleo de creación escénica".



Sánchez Cabezudo es, junto con sus hermanos Jorge (guionista de cine y televisión: La noche de los girasoles, Crematorio) y Alberto (arquitecto y escenógrafo), artífice de las piezas Metro cúbico y El gran atasco. Las dos están protagonizadas por él y tienen un planteamiento de pantomima cómica. Metro cúbico (que repone en su nueva sala desde hoy y hasta el 2 de octubre) transcurre en un espacio de las dimensiones que indica el título y es una fábula sobre las viviendas "actuales"; la segunda, en colaboración con Alfredo Sanzol, sucede dentro de un coche y, lejos de tratar el asunto del tráfico, es una metáfora sobre la pareja. Ahora, Fernando estrena (del 6 al 8 de octubre) el tercer título que cierra esta trilogía sobre el hombre moderno: Büro. Y, como en las anteriores, también parte de un elemento escenográfico funcional y visualmente muy potente, que engancha la atención del público desde el primer momento. "En este caso nos hemos inspirado en los libros infantiles desplegables para crear uno gigante que acoge este cuento sobre la vida de un oficinista amarrado a su rutina".



Estos dos títulos se añaden a la programación que ha diseñado para la sala hasta las Navidades, con interesantes espectáculos de pequeño formato (atención a ¡Vaca!, de Alberto Velasco), stand-up comedies e infantiles: Beatriz Rico ha estado animando los domingos de septiembre, y también Torvaldo Furioso, texto de Lucía Vilanova interpretado por Julio Cortázar e Inma Nieto, dos actores formados en La Abadía que coindicieron allí con Fernando hace una década.



Laboratorio escénico.

El director explica que la vocación de la sala es ser un espacio donde "probar" las iniciativas de las compañías. "En Madrid hay pocos sitios donde rodar un espectáculo y enfrentarlo con el público. La sala está concebida para eso. Por ejemplo, Comedia sin título, de Corazza, ha pasado por aquí antes de su estreno, también Incrementum, de Peris-Mencheta, y muchos otros ". Y añade: "somos una compañía que dirige una sala y la vamos a gestionar desde el punto de vista de las necesidades de los creadores, vamos a ayudarles a cerrar sus trabajos". Explica que entre los proyectos que van a poner en marcha está "Croquis", representación en una misma sesión de fragmentos de veinte minutos de distintas obras de teatro que luego son sometidos al escrutinio y opinión del público.



El espacio también se presta a ser alquilado por compañías para ensayos y pretende acoger campañas escolares en un futuro inmediato, pero Fernando insiste en que no persiguen el lucro: "Por el momento somos una asociación cultural y con la taquilla únicamente cubrimos gastos". Tiene esperanza en que las instituciones públicas lo apoyen y que pueda entrar en los circuitos de exhibición de festivales como Escena Contemporánea. Otro de los objetivos es llegar a los vecinos del barrio: "Somos la única sala del barrio de Usera y, claro, queremos abrirnos al barrio, encontrar a nuestro público".