Teatro

Wilde bien merece un musical

16 marzo, 2012 01:00

Una escena del espectáculo

Los teatros municipales madrileños muestran en las últimas semanas una gran vocación por el musical. Mientras en el Español triunfa Follies, llega al Fernán Gómez El crimen de Lord Arthur Savile, basado en el relato homónimo de Oscar Wilde. Tiene esta producción un valor añadido: todas las canciones y la música son totalmente originales de Egos Teatro, compañía catalana muy joven que ha deslumbrado desde su aparición, en 2005, con tres producciones ya, la última vista en este mismo teatro hace un año, Rudiggore. En esta ocasión, la producción es mucho más ambiciosa, puesto que ha participado el Teatro Nacional de Cataluña.

Al frente de esta formación está Joan Maria Segura, en la dirección escénica, y Francesc Mora, compositor y director musical. El elenco lo forman cinco actores que tras licenciarse en el Instituto del Teatro de Barcelona tuvieron la clara voluntad de dedicarse al género (Anna Alborch, Lali Camps, Rubèn Montañá, Toni Sans, Maria Santallusia y Albert Mora).

Dos líneas argumentales organizan el musical: por un lado, la del espectáculo del Gran Séptimo, un ilusionista que lee en la mano de Arthur, el protagonista, su fatal destino cuando éste va a verle al teatro. La segunda línea es la peripecia de Arthur por evitar el lamentable desenlace. "Las dos historias se van entrelazando metateatralmente y acaban juntándose al final, y como un pez que se muerde la cola, acaban demostrando que toda la obra en sí es una gran paradoja que plantea el concepto de "destino", explica Segura.

Wilde habla en la obra

El espectáculo se desarrolla en un teatro y está sembrado de irónicas sentencias, las que han hecho famoso a Wilde, de forma que muchas veces los personajes hablan por su boca. La música recoge el estilo del último romanticismo y del primer impresionistmo: "Un momento de experimentación y apertura a todo lo exótico, donde los compositores recogen y transforman músicas orientales, jazz, música popular... en música clásica". La puesta en escena es colorista y el vestuario está inspirado en la moda de finales del siglo XIX. Una ambiciosa obra con la que sus artífices esperan dar el salto al circuito privado.