Escena de la obra con Joseba Apaolaza e Itziar Atienza
Contra el viento del norte trata de las relaciones amorosas que se entablan a través de internet. Su director, Fernando Bernués, vuelve una vez más a la novela epistolar para erigir una comedia romántica. Llega el día 28 al Marquina.
Fernando Bernués es el director de Tanttaka, una de las compañias vascas más asentadas. En su opinión, Contra el viento... "desmenuza de una forma sencilla las pequeñas ansiedades y afectos que sentimos, todo ese asunto de amar lo que no tenemos y despreciar aquello que poseemos. Un fresco divertido de emociones clandestinas que hemos compuesto como un cómic de soledades urbanas".
Personajes Autores
El director inscribe la novela en el género epistolar, un territorio en el que él se siente cómodo porque, según dice, "es muy preciso y sincero a la hora de retratar la intimidad de los personajes". Esa virtud que permite componer al personaje-autor con tanta exactitud -su carácter, sus gustos, sus opiniones...- contrasta con la dificultad que entraña para adaptarlo a la escena. Porque si en algo se sostiene el teatro es precisamente en las acciones de sus personajes, que son las que hacen avanzar la historia.Por eso, explica Bernués, "para Contra el viento del norte hemos tenido que inventarnos una vida para los protagonistas de la novela. Había que recrear lo que hacen en sus casas. La novela se abre con el intercambio de varios correos electrónicos entre Emmi, una mujer que quiere darse de baja de una revista, y Leo, que recibe por error el email. A partir de ahí, con varios saltos en el tiempo, se desarrolla una correspondencia. Al principio, esos correos se proyectan de forma que el público puede leerlos, pero el recurso se abandona una vez aceptada la convención. La música, original de Joserra Senperena, y los dibujos de Naiel Ibarrola, al estilo cómic, contribuyen a resolver las transiciones temporales. Y añade Bernués: "Lo bueno de una correspondencia por correo electrónico es que el lenguaje es inmediato, fragmentario, y eso ayuda a que parezca un diálogo".
En la novela sólo hay dos personajes, pero Bernués se inventa un tercero en su versión escénica, el marido de ella. "La obra adquiere así una dimensión más real, pisa tierra", explica. Joseba Apaolaza (un habitual de Tanttaka) e Itziar Atienza (neófita en el teatro) protagonizan la obra, en la que pasan casi todo el tiempo sin mirarse. Pablo Viña da vida al marido.
Otras cartas sobre las tablas
Bernués encuentra en el género epistolar un filón para la escena, aunque cree que no todas las novelas sirven. Él se ha ejercitado en numerosas ocasiones: Paradero desconocido, original de Katherine Kressmann Taylor, a partir de las cartas que se intercambian dos expatriados alemanes (uno de origen judío y otro que abraza las ideas nazis); Carta a una desconocida, pequeña joya de Stephen Zweig en la que una mujer envía al final de su vida y anónimamente una declaración de amor al hombre que ha amado siempre; y Kafka y la muñeca viajera, un espectáculo para niños que montó a patir del cuento original de Jordi Sierra i Fabra, basado en una historia real que se cuenta del escritor: Kafka encontró en un parque a una niña que lloraba porque había perdido a su muñeca. Para calmarla, le explicó que ésta estaba de viaje y que él era el cartero de las muñecas. Durante tres semanas fue escribiéndole y entregándole cartas en nombre de la muñeca.Precisamente la famosa Carta al padre de Kafka dio lugar a otro montaje, ya lejano en el tiempo (1984): Juicio al padre, dirigido por Augusto Fernandes y protagonizado por José Luis Gómez. Concebida por Bram Stoker a partir de cartas y telegramas que se intercambian los personajes, Drácula ha conocido dos versiones recientes en nuestro país: la de García May para el Centro Dramático Nacional y la de Jorge de Juan, que se acaba de representar en el Marquina. Memorable montaje fue Tu mano en la mía, dirigido por Peter Brook, sobre la correspondencia amorosa entre Chejov y su mujer, la actriz Olga Knipper. Isabel Coixet dirigió en Barcelona 44 Charing Cross, novela de Helen Haff en la que una neoyorquina (interpretada por Carme Elías) y un librero de Londres (Josep Mínguez) se escriben cartas durante 20 años. Y está el clásico Lazarillo de Tormes, con numerosas versiones, como la de Eduardo Galán, todavía de gira.