Image: Divinas estrellas, aunque menos

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Teatro

Divinas estrellas, aunque menos

El Festival de Otoño reúne 23 espectáculos, once menos que en 2011

4 mayo, 2012 02:00

Escena de El maestro y Margarita (por Complicité) y El casamiento (por La Comédie)


Desde hace años al Festival de Otoño en Primavera (FOP) de Madrid le llueven críticas y no sólo por lo surrealista de su nombre. Al hilo de esta 29 edición, y en un momento en el que el dinero público es tan escaso, surge el debate sobre la conveniencia de invertir el presupuesto en espectáculos patrios en vez de foráneos. Pero ¿no fue concebido el FOP precisamente para mostrar en Madrid los mejores ejemplos del arte escénico internacional? Se sabe que Peter Brook y Robert Lepage, figuras presentes en casi todas sus ediciones, tienen un caché muy elevado. Gerard Mortier ha confesado que no contrata a Brook para el Teatro Real por sus altos honorarios y porque exige trabajar con su compañía. Si el Real, que es uno de los teatros con más recursos de la ciudad, no lo programa, es lógico pensar que difícilmente lo harán otros más pobres.

Menos obras, menos teatros

Este año el FOP ha dispuesto de 1,2 millones de euros, lo que supone un recorte de casi el 50% con respecto a la edición anterior. La Comunidad de Madrid, que lo sufraga, y el equipo del Festival, con Ariel Goldenberg y Paula Folkes al frente, han intentado que este tremendo tijeretazo no repercutiera de la misma manera en la programación. Para ello han reducido costes en partidas relacionadas con la logística. Así, con el fin de ahorrarse los alquileres de los espacios, el Festival se desarrollará en los teatros de la Comunidad (Canal), además de La Abadía, Circo Price, Pradillo y Cuarta Pared.

Pero a pesar del esfuerzo, el número de espectáculos se ha resentido: de 34 que hubo el año pasado a 23 (un descenso del 32%). No hay ni una sola producción de Latinoamérica. Con la excepción del espectáculo de Lepage, las 15 producciones internacionales son todas europeas. La ventaja de una programación más reducida es que el espectador se hace una idea más clara de la oferta; también hay una garantía mayor de asistencia de espectadores.

El programa se abre el día 9 con los dos grandes directores ya citados,Brook y Lepage. Realmente, un privilegio tenerlos en Madrid. Y el domingo, día 13, se une Complicité. Hacía muchísimos años que esta prestigiosa troupe inglesa, comandada por Simon McBurney, no actuaba en Madrid. Es una sólida y numerosísima formación, artífice de un teatro multidisciplinar cuyos magníficos actores beben en la tradición de Lecoq. Presentan una adaptación de El maestro y Margarita, de Bulgakov, una feroz crítica del estado burócrata.

Odin Teatret, la cofradía de actores de Eugenio Barba de Copenhague, también comparece con La vida crónica en La Abadía, donde les rinden devoción. Esta segunda semana se completa con una producción portuguesa más arriesgada y desconocida, como es propio de una sala como la Cuarta Pared: Se uma janela se abrisse (Si una ventana se abriese). Original del autor, director e intérprete Tiago Rodrigues y su compañía Mundo Perfeito, la obra toma como punto de partida un telediario para plantear con humor e ingenio la realidad que sirven los medios de comunicación.

Un Gogol de La Comedie

En la tercera semana llega la quinta gran compañía extranjera, La Comédie-Française, con El casamiento, de Gogol, delicioso vodevil en el que el autor ruso muestra una vez más su maestría con la sátira (la producción coincide con el Gogol que se representa en el Centro Dramático Nacional, El Inspector). Y también en esta semana llega del Reino Unido Quarantine, con una de las propuestas más interesantes, Entitle. Basada en el estudio de las entradas y salidas de los técnicos y los artistas sobre las tablas, indaga sobre cómo los seres humanos intentamos buscar la felicidad.

La última semana se ha reservado para Patrice Chereau, el director de ópera galo, también actor, que ofrecerá en La Abadía un recital íntimo a cargo de la obra de Pierre Guyotat, Coma. Es un diario en el que el escritor se adentra en temas como la soledad, el desamor, la angustia, el dolor y la liberación de ciertas tradiciones.

Por primera vez en Madrid aparecen los belgas Tg Stan, colectivo que carece de director -como reacción a su autoritarismo- y que explora la relación pura que existe entre el intérprete, el personaje y el texto. Presenta el drama de Schnitzler Le chemin solitaire (El camino solitario), en torno a las debilidades morales de la sociedad.

El capítulo de danza es breve, pero contiene cuatro brillantes propuestas: el estreno mundial de Ojo, por la compañía de Antonio Ruz, coreógrafo y bailarín español colaborador de la berlinesa Sasha Waltz (de hecho, ésta es una coproducción del FOP con la compañía de la alemana). Stocos es también una producción española, de Pablo Palacio y Muriel Romero. La que fuera primera bailarina del Bayerisches Staatsballet de Munich y el Gran Théatre de Ginebra protagoniza una obra en torno a la conexión entre danza contemporánea y nuevas tecnologías . El belga Pieter Ampe y el portugués Guilherme Garrido presentan Still Standing You, donde dibujan sobre el escenario una idea de su caleidoscópica visión de la amistad. Y, por último, la formación del coreógrafo y director Lloyd Newson, DV8, con muchos seguidores en la ciudad, retorna con uno de sus espectáculos más controvertidos: Can we talk about this? En ella sus extraordinarios actores-bailarines plantean las contradicciones de la integración del Islam en Occidente.

Respecto a las producciones nacionales de teatro, se presentan: Insomnio (teatro de objetos a cargo de uno de los artistas relevantes del género en nuestro país, Xavier Bobé), Tala (texto de Bernhard que Juan Navarro, colaborador habitual de Rodrigo García, adapta al lenguaje performativo con Gonzalo Cunill de actor), Las criadas (dirigida por el argentino afincado en Madrid, Pablo Messiez), y Alemania (de Ignacio Amestoy, en la que el autor aborda el tema de una sociedad golpeada por la crisis económica, pero también por una crisis de valores, y que ha sido dirigida por Mariano de Paco).

Hay también un breve capítulo dedicado a la música, en el que figura el excéntrico Vicinio Capossela. Este imaginativo músico presentará Marinai, Profeti e Balene, su multipremiado álbum inspirado en los grandes libros del mar, desde Homero hasta Conrad y Melville, en versión concierto, para el que ha ideado una hermosa puesta en escena.