Coincide con el 350 aniversario de una de las marionetas más antiguas, Mr. Punch, que estará presente de la mano de Rod Burnett. En el otro extremo, también se da cita lo más innovador del género, como son las creaciones de La Chana.

En Segovia cada año se instalan como dueños y señores de sus casas, palacios y plazas titiriteros de todo el país y muchos otros llegados del extranjero. Los mandamases de la ciudad les animan a venir y pagan su manutención y trabajo, aunque por una sola semana; este año del 10 al 15 de mayo, cuando celebran Titirimundi. Es la manera que tienen de despertar a sus habitantes del letargo invernal: llenando sus calles de visitantes que llegan para ver qué prodigiosos escenarios, muchos de ellos diminutos, traen estos artesanos y qué milagritos van a producirse en ellos.



Uno de los títeres más esperados es Mr. Punch y su esposa Judy. Punch es una de las marionetas más antiguas. Tiene 350 años y es todo un personaje nacional en su país, Inglaterra, que celebra con un gran festejo su aniversario mañana y pasado. Una placa situada en la iglesia de San Pablo de Londres recuerda que el 9 de mayo de 1662 apareció por primera vez en los aledaños del Covent Garden gracias a un titiritero italiano, Gimonde de Bolonia. Porque Mr. Punch viene a ser como el nieto de Pulcinella, otro títere nacido en Nápoles considerado como el precursor de todos los títeres de cachiporra (o de guante) de Occidente.



Entre los artistas que mejor han preservado y actualizado la tradición de Mr. Punch figura Rob Burnett. Y Salvatore Gatto es otro maestro, pero en la manipulación de Pulcinella; su contribución ha sido providencial para la revitalización de este género teatral que hunde sus raíces en el siglo XV. "Existen conexiones obvias entre los dos personajes", explica Burnett, "pero el colorido de Punch (con su gorrito de cascabeles, aguileña nariz pintada de rojo como sus mofletes y colorista casaca) no lo tiene Pulcinella (vestido con gorro y traje blanco y máscara negra). Aunque la gran diferencia es que en Inglaterra el personaje sigue vivo, se ha seguido representando por plazas, calles y teatros, y se ha adaptado a los tiempos, mientras que en el resto de Europa la tradición ha muerto".



Burnett es actor-manipulador desde 1987, cuando creó su compañía Storybox Theatre. "Antes hacía esculturas mecánicas, que se movían gracias a un motor, pero acabé convirtiéndome yo en el motor. Fue una progresión obvia. Ahora hago todas mis marionetas, soy titiritero y escultor". Las historias de Punch difieren también de las del títere napolitano: "Punch practica un humor violento, es bastante incorrecto, todo el tiempo está dando golpes con un palo, al estilo de Chaplin o Keaton, y eso a la gente le encanta. Nada ni nadie le detiene en sus acciones", cuenta Burnett. Por su parte, Pulcinella parodia las conflictivas pasiones humanas, él representa al hombre en lucha con sus enemigos (la maldad, la injusticia...). Los dos acuden años tras año a Titirimundi: Burnett actúa desde hoy y hasta el 13 en varios espacios, mientras Gatto estará en el Patio de los Rueda mañana y pasado. En Madrid actuará en el María Guerrero, del 7 al 9 de junio.



Al programar a estos artistas, Julio Michel, director del Festival, quiere "dar a conocer al público las tradiciones titiriteras más importantes", pero no olvida los trabajos más innovadores del género, hoy denominado "teatro de objetos". Una de sus compañías preferidas es La Chana, creada por Jaime Santos en Salamanca hace 28 años.



Botijos y huevos

Como gran parte de estos artistas, Santos es un autodidacta que reconoce a Philippe Genty (titiritero francés) como a su maestro. Él comenzó en la interpretación teatral y hoy, después de haber alumbrado obras como Entre diluvios (versión de cuatro pasajes de la Biblia), confiesa que pasa los días trabajando sobre una mesita y frente a un espejo. "Se trata de experimentar y comprobar qué objetos resultan orgánicos, cuáles emocionan y qué asociaciones surgen. Yo no fabrico muñecos con los objetos, no transformo su naturaleza. Parto de un tema general y comienzo a trabajar con objetos, los cuales no sabes por donde van a salir". Su versión del El Licenciado Vidriera, Gaudeamus, está confeccionada con botijos y emplea huevos pintos y blancos para su Abel Sánchez, de Unamuno, que todavía no ha estrenado. Dice que el riesgo de su labor estriba en que "puedes caer en un autismo que haga incomprensible lo que haces o resultar demasiado evidente". En el Festival presenta dos espectáculos y también estará en Madrid, en junio.

Las joyas del Festival

La 26 edición de Titirimundi tiene este año una menor presencia extranjera y no por razones presupuestarias, explica Michel, sino porque "ya resulta más fácil encontrar en nuestro país compañías con un buen nivel". Aún así, de las formaciones foráneas hay que reseñar a La Pendue, discípulos de la gran escuela europea del títere, la de Charleville (Francia), que vienen con dos espectáculos: Poli dégaine, actualización de Polichinela, y Hors l'ombre, una innovadora creación sobre lo real y lo ficticio en torno a la marioneta. De Bélgica procede una sorprendente versión de Madame Bovary, a tamaño liliputiense pero llena de encanto y sorpresas. Los chilenos antes llamados La Troppa y, ahora bautizados como Cinemateatro, han recuperado un antiguo y maravilloso espectáculo, Gemelos. Hugo e Inés vuelven con sus figuras corporales, ejemplo magistral de micropantomima que ejecutan con partes del cuerpo. De lo más llamativo es el alemán Bruno Pils y su Lacrimosa, espectáculo concebido solo para dos espectadores, que apenas dura cinco minutos y en el que emplea un sofisticado sistema audiovisual. También de Francia procede la agrupación Non Nova cuenta la historia de L'après midi d'un foehnell con bolsas de plástico y ventiladores. Las marionetas de Boronomo, de Burkina Fasso ponen el toque exótico. Y como ejemplo de teatro de sombras viene de Canadá Bunk Puppets.



Entre las compañías nacionales destaca la de Miquel Gallardo, Pelmanec, que practica el teatro de títeres a manipulación a vista y en el que el propio manipulador interactúa con el muñeco como si de dos intérpretes se tratara. Presenta Diagnóstico: Hamlet. Hay un ejemplo de danza con títeres, a cargo de La Luna Teatro, el pintor y titiritero Joan Baixas interviene con Música pintada, los segovianos de Mutis estrenan El tesoro de la serpiente Guaguadú y el juglar y titiritero Pepe Luna ofrece en Babastell el romance de los amores de Polichinela y la bella Tereseta.