Image: Un barniz para los clásicos

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Teatro

Un barniz para los clásicos

Los Festivales de Teatro Clásico del verano traerán versiones revisadas y actualizadas

8 junio, 2012 02:00

, de Rojas Zorrilla, en versión de Liuba Cid

Las obras clásicas no se presentan tal y como fueron escritas, sino que son revisadas y actualizadas. Este verano, en los Festivales de Teatro Clásico, habrá ocasión de ver trabajos paradigmáticos, como los de Liuba Cid, Juan Mayorga, Alfonso Plou y Alfonso Zurro. Ellos explican cómo entienden la labor de reescribir a los autores del Barroco.

Muchos son los autores que este verano coinciden en los festivales de teatro clásico y cuya firma aparece suscribiendo la adaptación o la versión de las obras programadas. ¿Por qué? ¿No pueden servirse las obras del Barroco tal y como fueron escritas? ¿Por qué es necesario darles una mano de pintura, "actualizarlas" como vulgarmente se dice?

Versión y adaptación son términos parecidos, pero no iguales. Ni los propios autores se ponen de acuerdo en su definición. La directora de origen cubano Liuba Cid, -que presenta Donde hay agravios, no hay celos, de Rojas Zorrilla (Festival de Almagro y Alcántara)-, da una, más o menos aceptada por la mayoría: "La versión es una reescritura total del texto original, que implica alumbrar un discurso o un enfoque nuevo; la adaptación es una intervención más sencilla, dirigida a modificar algunos aspectos formales de la obra que no afectan a su estructura y que generalmente se limita a la puesta en escena".

Autora también de una sonada versión de Fuenteovejuna, Cid comenta que en la obra de Rojas Zorrilla "he reducido escenas, textos e incluso he modificado el orden de los episodios de la fábula. Mi interés ha sido establecer un paralelismo entre la pieza de Rojas Zorrilla y los personajes del teatro de máscaras coloniales que se desarrolló en Cuba en el siglo XIX, en la tradición del teatro bufo". Con un elenco de actores cubanos y españoles, el montaje de Cid destaca por un vestuario esplendoroso, confeccionado en cartón y papel.

El dramaturgo Juan Mayorga tiene este verano dos obras en gira. Por un lado, firma la versión de La vida es sueño, una de las producciones estrella del Festival de Almagro, que la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) estrena allí protagonizada por Blanca Portillo. Por otro, es autor y director de La lengua a pedazos, texto que ha escrito a partir de El libro de la vida de Santa Teresa de Jesús y que él mismo ha dirigido (se presenta en Clásicos en Alcalá y en Almagro). En opinión de Mayorga, "hacer una versión es hacer una reescritura de la obra. Entiendo esa labor como la de un traductor que lleva un texto de un tiempo a otro: de cuando fue escrito a cuando el público la ve en la actualidad. Su misión, por ello, es doble: conservar y renovar. Uno puede hacer una reescritura muy conservadora, como es mi caso con La vida es sueño, ya que es como yo me enfrento ante un texto formidable. Pero otros autores optan por caminos distintos".

Dominar el pasado

Por lo general, las intervenciones más habituales sobre un texto clásico se refieren a cambiar las expresiones en desuso, abreviar episodios, eliminar personajes y todo aquello que hoy resulta redundante, además de trasladar la acción a tiempos más cercanos. Las maneras pueden ser variadas: se puede hacer un trabajo arqueológico o inventarse un texto totalmente nuevo. Pero lo que todos los autores parecen tener claro es que hay que salvaguardar el espíritu original de la obra. Esa es también la opinión de Alfonso Plou, autor y director del Teatro del Temple de Zaragoza, que presenta en el Festival de Cáceres una versión de Don Juan de Zorrilla: "Hay que tener en cuenta la intencionalidad con la que el autor escribió la obra, pero también imaginar cómo creyó él que perviviría más allá de su época. En Don Juan Zorrilla plantea un mundo de rebeldía, una generación joven que se enfrenta a los valores de los adultos. Nosotros la hemos ambientado en los años 70, en la Transición española, donde en una sociedad en decadencia aparece una nueva generación que se rebela contra los principios morales y filosóficos imperantes. Lo que hacemos es una revisión del mito de Don Juan y, aunque hemos quitado bastantes partes del texto, hemos respetado el verso casi al cien por cien".

El de la actualización es uno de los caminos más trillados por los autores, que gustan de ambientar los clásicos en nuestros días con referencias a asuntos del presente. Mayorga muestra sus reservas: "Yo soy contrario a esas operaciones de actualización y centrifugado que consistirían en la búsqueda de lo actual en el texto, en que se dé un dominio del pasado por el presente. Para mí es menos interesante lo que nuestro tiempo tiene que decir sobre Santa Teresa que lo que sus palabras pueden hoy revelarnos".

Más tolerante se muestra Cid: "No pasa nada porque mezclemos prosa con verso, vistamos a Segismundo con un traje de lentejuelas plateado o utilicemos mucho la cuchilla, lo importante está en el resultado, que el espectáculo interese, que no pierda su esencia. Todo puede ser válido siempre y cuando se siga un principio de investigación en el proceso creativo y no sea una mera arbitrariedad".

El público actualiza los clásicos El dramaturgo y director Alfonso Zurro estrena hoy en Granada su versión de El Buscón de Quevedo, obra que girará por varios festivales (Clásicos en Alcalá, Cáceres, Almagro) al igual que la obra para niños Julia, un viaje teatrástico (cuatro entremeses de Lope de Rueda). Él tiene claro qué sacrificar en una versión: "Consideramos que un texto es clásico porque nos suena contemporáneo. Quien lo actualiza es el público. Por eso, cuando hago una versión lo que me importa es el espectador que lo va a ver y sus referencias. Intento siempre hacer versiones desde una perspectiva de hoy, que sean comprensibles". En su Buscón, obra escrita en prosa por Quevedo que necesariamente exigía una dramatización para ser escenificada, Zurro ha trabajado en dos ambientes: en el del siglo XVII, donde Quevedo sitúa a su pícaro, y en el de hoy, "porque nos sigue siendo muy familiar este tipo de personajes que intentan escalar socialmente".

Honestidad

A juicio de los entrevistados, el peligro de las actualizaciones es caer en la irreverencia o llegar a desfigurar el original hasta hacerlo irreconocible. Para Zurro, el límite estaría en lo ya dicho, ser fiel al tema de la obra, "respetar el sentido que quiso darle el autor". Por su parte, Mayorga apela a la honestidad cuando se le inquiere sobre el tema. " Mi texto Palabra de perro surgió a raíz de una versión que comencé a escribir de El coloquio de los perros, de Cervantes. Y lo mismo me ha ocurrido con La lengua a pedazos, a partir de la obra de Santa Teresa. Creo que cuando la autoría se impone hay que declararlo desde el título y responsabilizarse de ello".

En lo que casi todos los autores coinciden es que los clásicos necesitan un retoque, que no son inmunes al paso del tiempo. "Hay muchísimo material que yo dudaría en considerarlo clásico, son textos escritos en el XVII. Los clásicos son los que siguen hablándonos, aunque tengan partes obsoletas. A mí me cuesta mucho eliminar fragmentos, empleo mucho tiempo en las versiones, en la de El Buscón he tardado dos años", confiesa Zurro. Plou añade que hay muchos caminos posibles a la hora de intervenir: "Me cuesta más hacer versiones de textos nuestros que de autores extranjeros, que ya han sufrido una primera traducción. Con los patrios me esfuerzo más en preservar la sonoridad del lenguaje original". Asunto éste último que le lleva a Mayorga a apuntar su idea sobre nostalgia de lengua: "Una de las labores del versionador es la de custodiar esas expresiones que hoy nos suenan extrañas, opacas. La lengua tiene historia, y por ello soy contrario a aclarar esas expresiones. Esas palabras ponen en escena un tiempo que se fue y si el tiempo ha convertido el texto en algo ilegible es porque ha dejado de ser texto. Sólo una intervención responsable, artística entiendo yo, puede hacer justicia al original".

Festival de Cáceres

Del 12 al 24 de junio
El Brujo abre con Bululú el Festival que estrena este año director, Juan Pedro González. La edición reúne títulos ya estrenados como Farsas y églogas, de Ana Zamora; Estío (basado en sonetos de Shakespeare con Manuel de Blas y Alexandra Fierro), La hermosa fea de Lope en versión del grupo Diágoras, La tragedia de Ricardo III de Jorge Eines, La Celestina con Gemma Cuervo y dirigida por Mariano de Paco, Don Juan de Zorrilla por los aragoneses de Teatro del Temple o El Buscón de Alfonso Zurro, quién también presenta un espectáculo para niños: Julia, un viaje teatrástico. Shakespeare está presente con dos espectáculos, el que dirige el actor Sergio Pérez-Mencheta, La Tempestad, y el de la compañía Defondo de Vanessa Rodríguez, El sueño de una noche de verano. El Festival organiza "Paseando entre clásicos", que ofrece una selección de textos a cargo de grupos y profesionales de la región extremeña (con obras como La Posadera, de Goldoni, o La hija del aire, de Calderón), y también la sección "Cine entre bambalinas" (con Looking for Richard y Sonrisas de una noche de verano). La Orquesta de Extremadura, dirigida por Álvaro Albiach, pondrá punto y final a la muestra.

Clásicos en Alcalá Del 14 de junio al 1 de julio
La Academia del Verso de Alcalá de Henares (Madrid) abre este Festival, antesala del Festival de Almagro, con una obra que vincula La discreta enamorada de Lope con Doña Francisquita, pues Fernández Shaw se inspiró en el clásico para el libreto de la célebre zarzuela. Se sucederán dos semanas en las que la ciudad complutense acoge las producciones más importantes de la temporada: El coloquio de los perros de Emilio del Valle, Coriolano de Àlex Rigola, Celestina, la tragicomedia de Ricardo Iniesta, Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía), espectáculo musical de Ron Lalá, y El médico de su honra, por la compañía vallisoletana Teatro Corsario. Eduardo Vasco dirige a su compañía Noviembre en Noche de Reyes, de Shakespeare; Ana Zamora presenta Farsas y églogas de Lucas Fernández, la Compañía Nacional de Teatro Clásico En la vida todo es verdad y todo es mentira, y Laila Ripoll versiona La dama boba con su compañía Micomicón. Espectáculo curioso es Desnudando a los clásicos, por Simbolía Teatro de los Sentimientos, en el que juegan con los secretos morales de los autores barrocos.

Festival de Mérida

Del 5 de julio al 26 de agosto

Con una deuda de más de tres millones y medio de euros, el patronato del Festival de Mérida (Badajoz) recurrió a la empresa privada para poner en marcha una muestra suficientemente atractiva que amortice gastos y, si es posible, lo haga rentable. Y han delegado esa labor en el productor Jesús Cimarro, de la empresa teatral Pentación. La programación de este año habilitará el gran teatro romano como único espacio, en el que se verán seis espectáculos que conforman un cartel equilibrado entre comedias y tragedias grecolatinas y que reúne figuras célebres. Lo abre una producción de Focus con Concha Velasco, Maribel Verdú, Lluís Homar y José María Pou, dirigida por Joan Ollé, Hélade, que enfrenta a la Grecia clásica, madre de la civilización occidental, con la caótica que hoy conocemos. Continuará la divertida comedia de Plauto Anfitrión, con puesta en escena de Pérez de la Fuente y con Natalia Millán y Roberto Álvarez. A partir del 20 de julio el escenario será para Ana Belén, Julieta Serrano y Carlos Álvarez Novoa, protagonistas entre otros de Electra. El mes de agosto se inaugura con una Odisea de un único actor, Rafael Álvarez El Brujo. Luego la tragedia Bacantes, de Eurípides, con versión y dirección de Carlos Álvarez-Osorio e interpretada por Marcial Álvarez y Domingo Cruz. Pondrá punto y final Ayax, con dirección de Denis Rafter y versión de Miguel Murillo, y con José Vicente Moirón de protagonista.

Festival de Almagro

Del 5 de julio al 29 de julio
Es la tercera edición que dirige Natalia Menéndez, lo que permite consolidar el Almagroff, el certamen que ha inyectado savia fresca al Festival en lo que se refiere al tratamiento de los clásicos. Este año, además, se crea Barroco Infantil, otro circuito para exhibir espectáculos para niños. A los espacios ya habituales de la muestra, se une La Veleta (para acoger Almagroff). La programación es variopinta, reúne 51 espectáculos, en los que hay un poco de todo. Grandes títulos de nuestro repertorio barroco: El médico de su honra, de Calderón; Abre el ojo y Donde hay agravios, no hay celos de Rojas Zorrilla; Peribañez, y La dama boba, de Lope; El coloquio de los perros, de Cervantes; El Buscón, de Quevedo; y La Celestina, de Fernando de Rojas. Y otros más ignotos: El rey Perico y la dama tuerta , de Velásquez del Puerto, Himenea, de Torres Naharro, La hermosa fea de Lope. Destaca Retratos de la Commedia dell'Arte, dirigido por el actor del Piccolo Feruccio Soleri y Yo soy Don Quijote de la Mancha, que protagoniza José Sacristán. Y de México vienen 4 trupes.

Otros festivales

El de Olmedo, en Valladolid, es otra cita importante con los clásicos. El Festival se celebra del 20 al 29 de julio, y acoge tres de las producciones que más girarán este verano: Noche de Reyes (de E. Vasco) Farsas y églogas (de Ana Zamora), Yo soy Don Quijote (de J.R. Fernández) y El médico de su honra (Teatro Corsario). Además, la programación incluye Vida de Timón, de Shakespeare con dirección de Jaime Rodríguez, y La Tempestad, de Pérez-Mencheta. La muestra se cierra con Abre el ojo, de Rojas Zorrilla, dirigida por el canario Rafael Rodríguez. Paralelamente, se organizan unas jornadas en torno a la figura de Fernando Urdiales, fundador de Teatro Corsario y uno de los impulsores de este Festival, y la exposición "La Barraca. Teatro y Universidad". organizada por Acción Cultural Española. Por otro lado, la localidad albaceteña de Chinchilla celebra en el claustro de Santo Domingo su Festival de Teatro Clásico, del 26 de junio al 1 de julio. Reúne unos cinco espectáculos: Las flores de Don Juan, protagonizada por Sergio Otegui, Entre bobos anda el juego, por la compañía albaceteña Cachivache, La Celestina de Gemma Cuervo, y el montaje musical de Ron Lalá, Siglo de Oro, siglo de ahora (Folía).