Campanadas de boda, en el Nuevo Teatro Alcalá.
A la gran oferta de la escena alternativa de la capital se añaden espectáculos para todos los gustos y públicos. Es verdad que, bien sea por la crisis, bien sea por cierto aletargamiento, las reposiciones, que suponen una oportunidad para repescar público perdido y consolidar la taquilla, protagonizan algunas programaciones. Lo cierto es que la proximidad de los grandes puentes y de las Navidades ha engrasado la maquinaria de la cartelera. Estas son algunas de las mejores apuestas.
La Cubana da la campanada
Uno de los espectáculos que acaba de llegar al Nuevo Teatro Alcalá es
Campanadas de boda, de La Cubana. Estrenado en Barcelona en marzo de 2012, la compañía que lidera Jordi Millán se presenta en Madrid con su ironía habitual, esta vez en torno a los fastos que suelen realizarse con motivo de una casamiento.
Comedia costumbrista, vodevil o sainete, estas Campanadas aseguran el humor inteligente y la participación del público de principio a fin.
Musicales de ayer y hoy
Si existe un género que mueve al gran público en estas fechas es el del musical.
El Rey León es un claro ejemplo y sigue, imbatible, en su trono del Lope de Vega.
Hoy no me puedo levantar, en el Arteria Coliseum, repasa, no sin problemas intestinos, los grandes éxitos de Mecano bajo la dirección de David Ottone. También mira a la década de los ochenta
Marta tiene un marcapasos, espectáculo recién estrenado en el Teatro Compac Gran Vía que tiene el repertorio de los Hombres G como principal reclamo. Tras encumbrarse con un rotundo éxito en la sala Tribueñe de la mano de Hugo Pérez puede verse también en el Reina Victoria
Por los ojos de Raquel Meller, un repaso por las esencias de nuestro cancionero popular.
De la copla al cuplé, pasando por piezas inmortales de la zarzuela. Y aunque no tenga el sello de musical, acaba de llegar con mucho ritmo y mucha pirotecnia escénica Mayumaná con
Racconto al Nuevo Apolo de la plaza de Tirso de Molina.
... Y duran y duran
Especial atención merecen las obras que viven exclusivamente del favor del público, aquellas que repiten temporada como
Toc-toc, un clásico de Laurent Baffie y Esteve Ferrer que acaba de abrir su quinto curso. Más de 1.200 representaciones han demostrado que la risa es un fuerte antídoto contra tiempos adversos. También triunfa
Burundanga en el Teatro Lara, que llega a su tercera temporada avalada por más 250.000 espectadores. La obra de Jordi Galcerán, dirigida por Gabriel Olivares, empezó su vertiginosa carrera en el Teatro Maravillas y desde entonces no ha hecho más que crecer. En el mismo escenario, en un alarde de ingeniería programática, se albergará la segunda temporada de
La Caja y
La llamada, de Javier Ambrossi y Javier Calvo, que nació en el Off del teatro para entrar por la puerta grande de su repertorio. El Lara en su conjunto puede añadirse a la lista de milagros teatrales de Madrid. Y no menos sorprendente es el éxito de
El cavernícola, que afronta su quinta temporada en el Teatro Fígaro. Por la obra que protagoniza Nancho Novo han pasado más de 700.000 espectadores.
De lo privado a lo público
Los escenarios públicos también mueven sus carteleras estos días. El Valle-Inclán acaba de estrenar
La pequeña habitación al final de la escalera, de Carol Fréchette, y le seguirá, el próximo jueves,
Julia, de Strindberg, dentro del ciclo ‘Una mirada al mundo'. Además,
la argentina Norma Aleandro estará en los Teatros del Canal hasta el 27 de este mes con su Master Class, el éxito de Terrence McNally en el que da vida a María Callas. También, y en el mismo teatro, Víctor Ullate celebra el 25° aniversario de su compañía con un programa cuádruple en el que estrena
Bolero. Hasta finales de octubre podrá verse en el Circo Price a la compañía canadiense Les 7 Doigts de la Main, que presentan su espectáculo
Sequence 8. Finalmente, acaba de llegar al Teatro Fernán-Gómez
La isla de los esclavos, la obra de Pierre Miravaux en la que Venezia Teatro reflexiona sobre las relaciones de poder.