Nuria González en Millagro en casa de los López

El teatro también es para agosto. Viejos y nuevos espacios, muchos de ellos insólitos (castillos, azoteas, terrazas, conventos...), se reinventan porque la función debe continuar. Recorremos las obras y compañías que se subirán a los escenarios de las principales localidades españolas y nos sumergimos en iniciativas veraniegas como Noches de Sevilla.

Cada verano se produce la diáspora festivalera de nuestros cómicos. Actores, directores y técnicos se echan a la carretera para peregrinar por los escenarios de Mérida, Almagro, Olmedo... La cartelera de las grandes ciudades se ve así muy comprimida, circunstancia que agrava el fin de temporada de los teatros públicos. Pero la oferta escénica mantiene el pulso en algunos focos de resistencia activa.



Hiperactiva habría que decir en el caso del Teatro Lara. Durante la canícula apenas baja el ritmo de exhibición trepidante que sostiene el resto del año. Incluso se permite el alarde de estrenar dos nuevos montajes. El primero es La ruina, de Jordi Casanovas (Hey Boy, hey Girl, Patria, Bárcenas), uno de los dramaturgos jóvenes que mejor está conectando con el público últimamente. Noé Denia la sube escena el 4 agosto en el templo de la Corredera Baja de San Pablo. Casanovas, a través de un puñado de personajes, disecciona en esta comedia diversas actitudes frente a la hecatombe económica.



Maternidad frustrada

El otro estreno lleva la firma de Juan Carlos Rubio (Arizona, Las heridas del viento). Desde el 21 de agosto podrá verse Tres, dirigida por Quino Falero. El dramaturgo cordobés se adentra en el conflicto de tres mujeres frisando la cincuentena que todavía no han podido ser madres. Con esta pieza, además, Candelaria Sur, la empresa que gestiona el Lara, se lanza a la producción. Una determinación que busca consolidarse en el futuro de esta pujante sala. Gran noticia. A lo largo del mes también tendrá en cartel Puntadas sin hilo, de Margarita Sánchez (3); Big Boy, de José Luis Montiel, Mario Ruz y David Roldán (7); Juventudes, de Natxo López (19); y Alegrías las justas, confeccionada por un collage de autores: Félix Sabroso, Ignacio del Moral, Carlos Molinero... (20).



Metro, de Francesc Sanguino y Rafael González. Foto: Sala Azarte

Juan Carlos Rubio también protagonizará la rentrée septembrina de Azarte con 15 minutos de fama... Pero antes, en el remanso de agosto, esta sala también seguirá transfundiendo teatro desde la céntrica calle de San Marcos. Metro, de Francesc Sanguino y Rafael González, es una comedia con veta surrealista que encierra a la fuerza (por unas obras inoportunas) a dos desconocidos en un vagón del suburbano. Surge así la incómoda necesidad de comunicarse (días 7, 14, 21 y 28 de agosto). Azarte también se atreve con el musical: en Las nueve y cuarenta y tres. Andrés Alemán asocia el humor con la crítica social (1, 8, 15, 22 y 29). El mismo género, pero con dimensiones mastodónticas, volverá al Teatro Lope de Vega de la Gran Vía: El rey león, convertido en uno de los principales reclamos turístico-culturales capitalinos, arranca su quinta temporada el 30 de julio. Los Veranos de la Villa también le harán un hueco al teatro musical. Bruno Tambascio, Salvador Collado y Jesús Castejón versionan A Funny Thing Happened on the Way to the Forum, hilarante farsa importada de Broadway, con música de Sondheim y libreto de Burt Shevelove y Larry Gelbart. Su trama se inspira en Golfus, de Plauto (del 19 al 30 de agosto en el Escenario del Puente del Rey).



Sucursales del humor

La experiencia más estrictamente veraniega la brinda el Teatro Galileo, que abre su azotea para escenificar Milagro en casa de los López, la desopilante comedia de Miguel Mihura. La versión de Manuel Gancedo alinea en el reparto a Nuria González y Carlos Chamorro. El público, además, puede degustar la función cenando, previo pago de un suplemento sobre la entrada (hasta el 29 de agosto). La comicidad sustanciosa tiene otra sucursal instalada en el Cofidís Alcázar. Alberto Castrillo-Ferrer ha llevado a las tablas Si la cosa funciona, el guión de Woody Allen, con José Luis Gil metido en la piel de Boris, un misántropo malhumorado que ve su vida trastocada totalmente cuando conoce a una mujer 30 años menor (hasta el 6 de septiembre). Del cine también procede el montaje de La soga, asentado en el Fígaro. La película de Alfred Hitchcock toma cuerpo escénico de la mano de Jesús Martínez y Nina Reglero, que nos vuelve a demostrar que el crimen impecablemente perfecto es una quimera, por mucho que dos aspirantes a criminólogos intenten avalar lo contrario con el cadáver que esconden en el jardín (hasta el 29 de agosto).



En otros registros se maneja la Nave 73, que cada verano celebra el festival clasicOff, una plataforma para la experimentación vanguardista aplicada a los clásicos. El 1 y el 2 agosto presentan El Aquiles, "un show de travestismo barroco y una versión libérrima y punk" de la obra de Tirso de Molina. Dirigen Carlota Gaviño e Íñigo Rodríguez-Claro. Absténgasen ortodoxos. Y este viernes (31) encontramos Crónica de una casa real, en la que Calderón y Tirso (la pieza funde ambas plumas) recrean la violenta sucesión del rey David, por la que pugnaron Absalón y Amón. La compañía Galo Real se encarga de desempolvar esta historia a partir de una versión de Gustavo Galindo.



Señor juez, soy una adúltera, de Víctor Ríos. Foto: Teartros Luchana

Otras pequeñas salas que no echan el cierre son la sede de Lavapiés de La Escalera de Jacob y los recién abiertos Teatros Luchana. En la primera aguantan Click, de Laura Molpeceres, que se pregunta si en la era de Twitter, Facebook y Whatsapp todavía es posible tener una cita ciegas, y No os quedéis con las ganas, monólogo "punk, canalla y exquisito" de Edu del Olmo. En los segundos, que siguen la fórmula de la multiprogramación, las posibilidades son numerosas. Una refrescante y hedonista sería el cabaret-teatro For Sale, espectáculo al más puro estilo del Berlín de entreguerras, con dirección y dramaturgia de Rennier Piñero y textos de Alicia Luna, ganadora de un Goya por Te doy mis ojos (todos los domingos de agosto a las 21.30). Otra más turbia y honda es Señor juez, soy una adúltera, construida a partir de El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence, novela censurada en Inglaterra durante más de tres décadas por su alto voltaje sexual. Dirigida por Víctor Ríos, puede verse también todos los domingos de mes (20.00). Los Luchana también proponen al espectador varado en Madrid una "tragiurda" (o sea: un tragedia absurda) de título certero: Desnudo nadie es perfecto, en la que Alfonso Mendigucha (autor y director) refleja la propensión humana a hacer el ridículo. Todos los viernes a las 20.00.



Barcelona más allá del Grec

Barcelona es también uno de los puntos calientes del verano teatral. Allí, este viernes, 31, se clausura la apretada programación del Grec. Otros escenarios, como el del Romea, apuestan por un clásico como el Sócrates de Mario Gas, estrenado en Mérida el pasado 8 de julio, y que aún puede verse en la sala que regenta Borja Sitjà hasta los primeros días de agosto. La química entre Gas, Alberto Iglesias, José María Pou y Paco Azorín, en estado puro.



Crónica de un miércoles cualquiera, de Sergi Manel. Foto: Sala Porta4

La sala Flyhard apura su programación con Mata el teu alumne (31), de Carles Mallol, antes de dedicar su escenario a ensayar Caixes, de Marc Artigau. En Atic 22 preparan el estreno, para finales de agosto, de La imposibilidad de la muerte en la mente de alguien vivo, en la que la compañía Teatre Xtremo utilizará su dominio de los lenguajes escénicos para hablarnos de Damien Hirst y sus tiburones. Aún puede verse también en Porta 4 (este viernes, 31) Crónica de un miércoles cualquiera, de Sergi Manel. ¿Qué pasaría si nos paráramos a observar la vida rutinaria de cualquiera de nosotros? Manel nos lo cuenta con un desternillante elenco. En el mismo espacio, y hasta este sábado, 1, Toni Lluis Reyes cuenta la historia de Elsa y Juan en Edimburg, bajo la producción de Onze de Novembre.



Naftalina, de Arrieritos Teatro

Otra localidad ineludible durante el mes de agosto es Ciudad Rodrigo, que, entre el 25 y el 29, albergará la Feria de Teatro de Castilla y León. Cuarenta compañías procedentes de cuatro países y de toda España se reunirán para mostrar las más recientes creaciones de nuestra escena. Entre ellas, Des-graciados, de los burgaleses Teatro Atópico, Lost dog, de Cal y Canto, Naftalina, de la formación madrileña Arrieritos Teatro, Luppo, de la leonesa Baobab, y Bombo y platillo, que estrenará en el certamen La banda de María. A tan sólo unos pocos kilómetros, en el Teatro Zorrilla de Valladolid, podremos ver, a partir del 20 de agosto, Un espíritu burlón, de Noël Coward. La historia del escritor Carlos Salamanca y de su mujer Ruth la dirge César Oliva con Berta Ojea y Quim Capdevila encabezando el reparto. Una de las mejores comedias escritas en el siglo XX para atenuar y dispersar la aplastante sofoquina.



Nueva parada habrá que hacer en el Arriaga de Bilbao, donde el 20 de agosto arranca la gira del musical Sister act tras su estreno en el Tívoli de Barcelona. Producido por Whoopi Woldberg, Stage Entertainment y El Terrat, se ha representado ya en 12 países y ha sido visto por más de 4 millones de espectadores. Sister act realiza una endiablada mezcla de ritmos Motown, soul y funk dentro de una historia divertida y refrescante, algo que en estos días seduce a todo tipo de públicos.



En Andalucía el pulso escénico disminuye en la mayoría de sus ciudades. Los grandes teatros, como el Cervantes de Málaga, echan el cierre o se dedican a otras actividades, pero quedan coletazos interesantes como los del Terral Festival con el espectáculo UHF (el 2 de agosto). Por su parte, la capital andaluza mantiene su velocidad de crucero con el ciclo Noches de Sevilla. En Torre de Don Fadrique el Teatro del Velador presenta La cárcel hasta este domingo, 2 de agosto. A partir del 4, el mismo escenario albergará La estrella de Sevilla, de Lope, con la firma de Alfonso Zurro y el Teatro Clásico de Sevilla. El mismo día subirá al escenario del Castillo de San Jorge la compañía Sennsa Teatro para presentar la tragedia de Eurípides Las bacantes. Celestina, de la compañía Atalaya, el 25 de agosto, y Pelay Correa, el 1 de septiembre, completan la programación sevillana. Podremos ver también en la ciudad hispalense Una de romanos, en la Sala Cero este viernes, 31, obra en la que descubriremos una cara desconocida de Adriano, Julio César, Trajano y Teodosio.



El mercader de Venecia, de Eduardo Vasco. Foto: Chicho

Huelva celebra este año la XXXI edición de su Festival de Teatro y Danza del Castillo de Niebla. Hasta el 15 de agosto pasarán por su programación nombres como Charo López (Ojos de agua), Ángela Molina y Emilio Gutiérrez Caba (César & Cleopatra) y El Brujo con su Teresa o el sol por dentro además de clásicos como Hamlet, del Teatro Clásico de Sevilla, o El mercader de Venecia, de Eduardo Vasco.



Otras de las apuestas veraniegas son la representación de la Lengua en pedazos de Juan Mayorga en el Convento Santa Teresa de San Sebastián dentro de la Quincena Musical (3 de agosto), el Circo del Sol con Amaluna, en Tarragona (en el PortAventura hasta el 23) y el festival Sagunto a Escena, motor teatral del levante que cerrará sus puertas el 22 de agosto con un programa que incluye Continuidad en los parques de Peris Mencheta y La asamblea de mujeres de Juan Echanove. Tal cantidad de títulos demuestra que, tras el aparente remanso de estas fechas, el teatro sigue bullendo en nuestras ciudades. Con agosto, queda claro, no cae el telón.



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