Carlos Chamarro y Nuria González en una escena de Milagro en casa de los López

Igual que todos los aspectos de nuestra vida, también el teatro cambia en verano. Desde El Cultural seleccionamos tres propuestas teatrales pensadas para disfrutar en esta época estival.

El verano es una época especial. Los días se alargan, los relojes se detienen y el buen tiempo anima a romper con las rutinas que nos aprisionan durante el resto del año. A este ambiente no escapa la oferta escénica madrileña, que aprovecha las particulares condiciones de estas fechas para presentar espectáculos divertidos y refrescantes, muy acordes con esta época estival.



La experiencia más estrictamente veraniega la brinda el Teatro Galileo, en cuya azotea se representa la comedia Milagro en casa de los López, de Miguel Mihura (de lunes a sábado a las 21:30). La función, que ofrece la posibilidad de disfrutar de una cena, recupera un poco el espíritu del siglo de Oro, "vuelve un poco a la base del teatro, función al aire libre, la gente comiendo y hablando", afirma su director, el también actor Manuel Gancedo. "Es difícil para los actores, y también para el público porque se rompe un poco el pacto de ficción que habitualmente hay en el teatro, la cuarta pared desaparece del todo y al principio les cuesta entrar".



Sobre los actores, destacan figuras de la talla de Nuria González o Carlos Chamarro, aunque su director está encantado con todo el elenco. "Son todos grandes actores cómicos y me lo han puesto muy fácil. He tenido una dirección muy sencilla porque han entendido en seguida la propuesta, que iba mucho al absurdo, al clown, a un ritmo de comedia acelerado", explica Gancedo.



Y es que la propuesta no es cualquier bagatela. Se trata nada más y nada menos que de enfrentarse a todo un Mihura que en su día llegó a decir hablando de esta obra "que había escrito el mejor primer acto y el peor segundo acto de su carrera, y que la tenía pendiente de arreglar. Nunca tuvo la oportunidad, y por eso me atreví", relata el director, que califica su papel de reto "sobre todo cuando te pones delante de la obra y dices, ¿bueno, ahora qué?, ¿vas a tener las narices de enmendarle la plana a Miguel Mihura?".



La obra está en efecto actualizada, pero no se pierde nada de la esencia del genial escritor. La trama central sigue intacta, un matrimonio acomodado que lleva diez años sin salir de casa y que desea que algo único y excitante ocurra en su monótona vida, aunque el centro sobre el que gravita se haya desplazado hasta la actualidad: "En el caso de Mihura, el conflicto era el intentar medrar a base de hacerle favores a un señor mayor y en la nuestra es intentar salir de un país en el que no hay trabajo, intentar huir fuera de España". Un clásico revisado y potenciado que está en cartel hasta el 29 de agosto.



Nuestra próxima parada es el Teatro Alfil, que cuenta con una cartelera llena de propuestas, como siempre, muy particulares. A ser el único teatro de Madrid con una barra dentro de la sala, lo que permite disfrutar de las obras a la vez que de tu bebida favorita, se une un cartel lleno de obras muchas veces transgresoras y peculiares y que siempre derrochan gran inventiva. Es el caso del estreno de este viernes, ¡Gertrudis, Reina!, que este fin de semana y el próximo, reinterpreta un clásico como Hamlet desde el punto de vista de sus dos protagonistas femeninas, la Reina Gertrudis y Ofelia.



Otras propuestas que todavía se podrán presenciar durante este mes de agosto son la comedia espacial Star Trip (jueves 13 y 20), muda pero muy visual; la inquietante 666 (martes 18), donde cuatro presos dialogan en el corredor de la muerte; o la comedia musical Proyecto Pedigrí, Cabaret in vitro (todos los sábados de agosto), que reflexiona sobre la actualidad a través de una loca trama en la que cuatro mujeres superdotadas competirán por dar a luz al salvador de España. Musical también, es el espectáculo Nano Cabaret, que se estrena el 21 de agosto y gira en torno al mundo de la mujer y sus tribulaciones. Y para terminar, el día 22 se estrena Cerda, una vuelta de tuerca surrealista ambientada en un convento perdido en medio de ninguna parte.



Azucena Alonso, protagonista de Love That Jazz

También con una copa en la mano podremos disfrutar de Love That Jazz, en el teatro Quevedo. La obra iba a representarse únicamente en julio, pero el gran éxito de público ha hecho que esté en cartel hasta el 5 de septiembre, todos los viernes y sábados a las 23.00. La hora, indicativo de la sesión golfa, no es casual, pues se trata de un monólogo sobre sexo en clave de comedia aderezado con una sensual música de jazz, tocada en directo por el pianista Jesús Arnaiz, que tiene un peso importante en la representación, como se deduce del título.



La protagonista, interpretada por Azucena Alonso, es una mujer madura (y casada), que busca citas en internet. Pero tiene una peculiaridad. Pide a los hombres que le manden música de jazz y los cataloga sexualmente según la música que le mandan. Se encuentra frente a nosotros porque en ese lugar se ha citado con un tal Alex-26, y mientras espera, decide contarnos sus experiencias.



"Sí que tiene un punto golfo", reconoce su directora, Isabel Prinz, que también ha producido la obra, "por ejemplo, según va hablando, la actriz se cambia en el escenario, pero siempre jugando con sugerir más que con enseñar", asegura. "Que la imaginación funcione un poco, que para eso está el arte". Sin embargo, la clave de todo el espectáculo es la comedia, hacia la que se orientan las hilarantes historias de la protagonista, "en las que más de uno se reconocerá", advierte la directora.



Pero que nadie espere quedarse cómodamente sentado en su butaca. Nunca se sabe. La representación es espontánea e imprevisible, y según pasan los minutos la protagonista se arranca a cantar, pasea por las butacas, interactúa con el público... "La gente se pone a contestarle, termina sus frases, participa. Llega un momento en que está completamente dentro de la historia", explica Isabel. "En un momento dado sube a un espectador del público, un "voluntario forzoso" que no sabe donde se mete", afirma sonriendo.