La autora y actriz Gemma Brió. Foto: Felipe Mena

Liberto fue una de las obras revelación de la temporada pasada. El montaje cuajó gracias al milagro del micromecenazgo y la plataforma del circuito off barcelonés. El Almería Teatro se quedó pequeño pronto. Por suerte, la Perla 29 le dio continuidad en la cartelera acogiéndola durante tres semanas. Ahora La Abadía la estrena en su sala José Luis Alonso el próximo jueves, 1 de octubre.



La obra caló por su verdad directa, sin atajos ni paliativos. Revive la catarata de emociones de una pareja frente a su paternidad truncada. La ilusión de los días previos a la llegada de su bebé se troca en desolación muy pronto, cuando al recién nacido le diagnostican daños irreversibles en el cerebro. El pequeño, paradójicamente bautizado Liberto, se ve preso en un destino cruel. Tanto que sus progenitores acaban decantándose por una eutanasia liberadora.



Gemma Brió encarna a la madre. La actriz, además, es la autora del texto, el primero de su cosecha, escrito a partir de su propia experiencia, detalle que ni esconde ni resalta. "Liberto surgió de la necesidad de evocar un momento lleno de pensamientos caóticos, racionales, contradictorios, absurdos e incluso cómicos; y de dejar testimonio, de agradecer y denunciar", recuerda Brió a El Cultural.



Sobre el escenario la acompaña Tàtels Pérez, que asume varios personajes: Etna, su mejor amiga; Vicente, su compañero; San Pedro, cerrándole las puertas del cielo a Liberto... Murfila, a su vez, acentúa las inflexiones de la historia desgranando con su guitarra temas como Always on My Mind, Wild Thing, Top of the World... Norbert Martínez lleva las riendas del montaje. Plantea un juego de contrastes lumínicos y simbólicos. "Como en un claroscuro de Caravaggio, la luz recae sobre la madre y a través de su voz emergen de la oscuridad el resto de personajes, figuras más o menos nítidas que completan el lienzo", explica el director. "El equilibrio entre claridad y oscuridad es uno de los grandes valores de la obra, una claridad llena de humor, vitalidad, esperanza e ilusión y una oscuridad llena de dudas, rabia y dolor".



Liberto no atenúa en lo más mínimo la agonía, aplicando una tensión que conturba el patio de butacas. Es una declaración de honestidad irredenta. "Criterios morales no tengo, quizá alguno ético, como mucho. Creo que en la ficción el fin y el teatro justifican los medios, o al menos en esta ficción, por lo que los límites están en qué quiero contar y utilizo todos los recursos que tengo a mi alcance para contarlo y hacerlo llegar de la mejor manera, y la más teatral, al espectador. Mi único límite es no traicionarme a mí misma", afirma Brió. Esa es su credencial como dramaturga primeriza, una faceta que fue afinando en los cursos de la Sala Beckett de la mano de mentores como Alfredo Sanzol, Enric Nolla, Ricard Gázquez y Oliver Kluck. Con esta pieza arranca muy fuerte. Como dice Norbert Martínez, "Liberto es toda una vida, narrada desde una voz valiente, concisa y directa".



@albertoojeda77