Alex García es Don Juan Tenorio en El burlador de Sevilla. Foto: Sergio Parra
Con El burlador de Sevilla el mito de Don Juan da sus primeros pasos. Menos intelectual que sus sucesores pero igual de transgresor, el atribuido a Tirso de Molina cae en manos de Darío Facal para mostrar de forma explícita temas como el sexo, la represión y la corrupción.
"De todas las obras que abordan el mito, ésta es la más oscura, la más explícita y la más perturbadora. Es probable que eso sea lo que la ha relegado a un segundo plano frente a otras versiones menos incómodas, menos controvertidas, y que se ajustan mejor al gusto más conservador".
Perturbadora y explícita. Los calificativos de Darío Facal parecen conducirnos a un montaje en el que nos encontraremos un reguero de sensualidad y erotismo que Facal ha abordado con toda naturalidad: "No he acentuado este aspecto. Tan sólo hemos intentado representar lo que ya está en el texto. El burlador de Sevilla es una obra que tiene una profunda pulsión erótica y hedonista, por lo que he pretendido, junto a los actores que me han acompañado en este viaje, que el espectador disfrute de una experiencia plástica y sensual".
Pero, ¿qué lugar ocupa Don Juan en el siglo XXI? La reciente apuesta de Blanca Portillo en torno al seductor de Zorrilla no le dejaba muy bien parado. Facal, desde su experiencia con el de Tirso de Molina, lo ve subversivo: "Busca pervertir y violar unas normas que considera hipócritas, falsas y represivas, es un ser demoníaco que pretende destruir los valores morales de su época y que se rebela contra la represión y la falsa moral. Es también un personaje que nos seduce por su amor a la vida y por sus ganas de gozar pero nos resulta repulsivo por su carencia de principios y por su falta de respeto hacia todo cuanto le rodea". Estamos, según el director, ante un Don Juan menos intelectual que se diferencia de sus sucesores por su carácter primordial e instintivo. El fin último del montaje, a través de la valentía del texto, de la belleza de sus imágenes y de sus versos, es conseguir que nos hagamos preguntas sobre el orden moral de nuestra sociedad. "Espero que el espectáculo resulte tan poético, bello, polémico y contradictorio como el texto", sentencia Facal.
Por su pulsión erótica es inevitable buscar similitudes con Las amistades peligrosas, que aún retumba en las Naves del Español: "Hay cosas parecidas y grandes diferencias, pero todo el que disfrutó de esa obra lo hará también con El burlador. No por casualidad, una parte muy importante del equipo artístico de Metatarso está conmigo de nuevo. El espectador también encontrará música en directo y videocreaciones. Eso sí, es una puesta en escena más abstracta".
@ecolote