Christian Zacharias y la Orquesta de Cámara de Lausanne. Foto: ARTE/SSR/Thierry Parel

Recibimos al pianista y director Christian Zacharias, bien conocido de nuestro público desde hace años. El CNDM lo fichó como artista residente y como coprotagonista del ya tan instituido Contrapunto de verano. En esa doble calidad ha intervenido ya, por un lado, en el concierto del 3 de abril, en el que actuaba junto a La Ritirata de Josetxu Obregón, y va a participar por otro en una doble sesión al lado del afamado Cuarteto de Leipzig los días 1 y 3 de junio con dos interesantísimos programas que se encuadran en el epígrafe Tradición y presente de la música alemana, en definición de Stefano Russomano.



De esta manera se darán la mano dos Cuartetos de Wolfgang Rihm (uno de ellos estreno en España), el Cuarteto n° 3 de Jörg Widmann, uno de los grandes talentos de la nueva música germana, y el Adagio homenaje a Schumann de Aribert Reimann (estreno en España). Se combinan con obras maestras del repertorio, dos del músico de Zwickau (Cuarteto n° 1 y Quinteto para piano y cuerdas), en disposición especular con otras dos de Brahms (Cuarteto n° 1 y Quinteto para piano y cuerdas). Desde su fundación en 1988 el Cuarteto de Leipzig se ha asentado como uno de los grandes conjuntos de su especialidad, tanto por el servicio a la música clásica y romántica como por su destreza para reproducir la creada por Schönberg y sus discípulos y, particularmente, por su atención a pentagramas de nuestro tiempo: Furrer, Mahnkopf, Halffter o, justamente, Rihm.



La unión de los arcos de estos cuatro artistas y el teclado de Zacharias, máxime en la interpretación de programas tan caudalosos y enjundiosos, ha de ser sin duda muy fructífera. Ya sabemos que el pianista nacido en la India posee una pulsación de absoluta nitidez, una digitación muy limpia y un dominio exquisito de las dinámicas. Contempla con cuidado el uso del tempo y establece unos flexibles parámetros rítmicos, de manera que su discurso resulta elástico y fluido sin que pierda por ello la cuadratura. Y gusta de unirse a otros instrumentistas para hacer, simple y llanamente, música de cámara.