Victoria Salvador protagoniza Sofía. Foto: Sergio Parra

Coinciden en la cartelera dos monólogos de dos reinas de España. A Reina Juana, aún en La Abadía, se añade, desde el 1 de junio, Sofía, un retrato arriesgado y obsesivo de Ignacio García May de uno de los personajes más complejos de nuestra historia reciente.

¿Está la sociedad española madura como para hablar abiertamente de instituciones como la monarquía? Esta es la pregunta que se hizo Ignacio García May antes de ponerse a trabajar en Sofía, el monólogo que, desde el 1 de junio, llega al Teatro Español con Victoria Salvador como única protagonista. "Me fascinó la idea por lo que tenía de arriesgado -reconoce García May a El Cultural-. Con un personaje así uno siempre está al filo de la navaja. Durante años fue imposible hablar en público sobre nuestra Familia Real si no era para dedicarle un panegírico. Hoy solo se la menciona para arrastrala por el fango. No hay en esto posiciones intermedias. Lo difícil ha sido escribir el texto, sobre todo encontrar la distancia desde la que narrar la historia". El autor, que en esta ocasión firma también la dirección, ha preparado un viaje en el tiempo a través de transparencias que nos trasportan a climas irreales. Pérez de la Fuente, según García May, quería pulverizar una vieja y mohosa frontera del teatro español, "habitualmente acobardado ante la idea de tratar nuestra historia moderna".



Un palacio fantasmal y a medio desmantelar. No es un lugar real. Es el Palacio de la Memoria de Sofía, por cuyos pasillos deambula en busca de sus recuerdos almacenados... La escenografía, realizada junto a su colaborador habitual, Luis Perdiguero, está milimétricamente diseñada escena a escena. Es un mecanismo de relojería que no quiere romper el compás de un relato muy documentado, bien asentado en la historia de España: "Si este fuera un país diferente, todos tendríamos una foto en casa de la entrada de Sofía con su vestido fucsia en el Parlamento el día de la coronación. Es un momento icónico de la Transición, fabuloso. Es como si nos dijera: se acabó el blanco y negro, ahora ya podemos vivir a color".



May culmina con este montaje, que podrá verse en la sala Margarita Xirgu del teatro madrileño, meses de investigación. Ha seguido al personaje de forma obsesiva, recopilando durante meses toda la información posible de la abundante y torrencial actualidad: "Hay muchísimo publicado sobre Sofía. Sus biógrafos han hecho un excelente trabajo. Siempre hago esta labor previa y exhaustiva con todas mis obras aunque los protagonistas no sean reales o famosos. Me gusta conocer a fondo el mundo en el que se mueven, sean periodistas, reyes o mendigos".



"Temo -añade el también profesor de la RESAD- que su imagen esté sujeta a demasiados tópicos. No soy un experto en la monarquía, tan solo un dramaturgo que ha utilizado la actualidad para fabular. Hablamos de la persona Sofía pero es también inevitable evocar el período histórico que le ha tocado vivir... En cualquier caso, me gusta insistir en que Sofía es teatro y no un Telediario".



García May sitúa la historia - "teatral, que quede claro"- de la Reina de España -se niega a llamarla "Reina Emérita" por considerarla una "espantosa pedantería"- el día de la muerte figurada del Rey Juan Carlos I. Conmocionada por la noticia, doña Sofía emprende un viaje a través de los recuerdos desordenados e inciertos en busca de su propia identidad: "Me resulta muy difícil explicar la obra. Puedo, sin embargo, aclarar lo que no es. No es Wikipedia, no es el Hola ni El Jueves. No nos encharcamos en los cotilleos ni en el sentimentalismo barato. Aunque también hay humor, he huido de esa afición por el chiste de trazo grueso que parece presidir todo acercamiento a los personajes de la Familia Real. Mi retrato de Sofía no pretende satisfacer a todos. Lo que he buscado es lo que otros dramaturgos más sabios que yo hicieron en circunstancias similares: utilizar a un personaje histórico para reflexionar sobre cuestiones que están por encima de lo temporal".



Por eso May considera que el tema principal de la obra es la memoria, algo que está muy por encima de lo biográfico: "No me refiero a la ‘memoria histórica' sino a la memoria sin más. Es decir, a una construcción poética, caprichosa, en la que el dato y la emoción se confabulan para construir una realidad aparte, no necesariamente fiable pero tampoco falsa". Además de la "excelencia, autoridad y presencia" de Victoria Salvador, el montaje de Sofía contará también con las palabras en off de José Luis Patiño, que será la carismática voz del padre de la Reina.



@ecolote