Un momento de La extinta poética. Foto: Bruno Rascaô
Los rastros poéticos de Shakespeare, Millais, Rimbaud, Bécquer y Heiner Müller son algunos de los puntos de partida de La extinta poética, una obra de Eusebio Calonge con dirección de Paco de La Zaranda que llega al Teatro Español el próximo jueves, 24. "Cada obra llama, tiene sus magnetismos y sus caminos para encontrar el escenario", explica a El Cultural Calonge mientras recuerda la extraña ruta por la que atravesó el arranque del montaje, con un Gabino Diego que tuvo que abandonar el proyecto por razones de agenda. Después llegarían Carmen Berrantes y Laura Gómez-Lacueva, de la compañía Nueve de Nueve, la bailarina Ingrid Magrinyà y Rafael Ponce, "un actor de alto riesgo con un modo único de trabajo".Autor y director han trabajado al margen de La Zaranda, pero han inoculado buena parte de su filosofía y tradición, como indagar desde los límites, su modo desgarrado de expresar y la búsqueda, según Calonge, de un lenguaje vivo capaz de sacar al público de le la vulgaridad reinante: "También el no establecer una comunicación de intelecto a intelecto sino de existencia a existencia. Y el humor, irrenunciable, como elemento perturbador". En La extinta poética se habla del sentido de la belleza, de la necesidad de lo espiritual a través de lo sainetero y lo simbólico. En la obra, la danza y lo grotesco cohabitan gracias a una música que va desde lo más delicado a lo más chabacano. "Y es que la cultura -concluye Calonge- ha sido usurpada por el ocio. La poesía ya no tiene acogida".