En Manger los actores mastican hojas de papel. Foto: Ursula Kaufmann
La Sala Roja de los Teatros del Canal se convertirá en un lugar vacío, sin butacas, para acoger Manger, el espectáculo que el francés Boris Charmatz (Chambéry, 1973) presenta en el Festival de Otoño a Primavera los próximos 14 y 15 de diciembre. El público, que asistirá de pie a la representación, se encontrará una pieza en la que sobrevuelan desde los actos más cotidianos hasta las corrientes sexuales más explícitas. El acto de comer llevará a Charmatz a una experiencia sensual, a una auténtica instalación artística en movimiento. "Se trata de un hecho carente de espectacularidad. Es casi un proceso invisible -explica el coreógrafo-. Sin embargo, puede llegar a tener una carga simbólica y demostrativa muy potente. En su esencia, Manger nos habla de cómo digerimos la realidad".Considerado como un creador radical, Charmatz se ha convertido en un innovador de la escena contemporánea gracias a un trabajo que explora las relaciones entre danza, arte y filosofía. Altera las leyes y las rutinas de la escena para conseguir nuevas dimensiones coreográficas. En sus creaciones, una idea muy simple ocupa el lugar central de la acción y sirve como marco de referencia para unos movimientos que Charmatz lleva siempre hasta el límite.
En Manger, el acto de comer es una metáfora. Durante una hora, 14 bailarines se ‘alimentan' de hojas de papel en blanco. Las mordisquean, las doblan y las mastican hasta provocar en el público un acto íntimo capaz de provocar sorpresa e inquietud. "La coreografía de las personas se transforma en una coreografía de los alimentos, que llegan a atravesar el interior del espacio y de los cuerpos. Permeabilidad total. El cuerpo se abre a la comida que encierra. No quieres morir atiborrado y te tragas el mensaje sin haberlo leído. Te tragas la realidad. En ese momento llegas a digerir los conflictos".
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