Najwa Nimri junto al resto del elenco de Drac pack

El fuerte mensaje del lema ‘The show must go on' y los espectáculos de Las Vegas de los años 50 son los referentes básicos de Drac Pack, un "viaje musical", en palabras de su director, Fernando Soto, "con imágenes, texto y coreografías capaces de construir un concierto teatral en el que tiene especial importancia la peripecia existencial de sus protagonistas". Soto, que en enero vuelve a llevar La estupidez a los Teatros Luchana con la compañía Feelgood, apunta que en este "viaje", que se estrena el día 29 en el Teatro de la Luz Phillips de Madrid, se habla de que los sueños son posibles pero también de que tienen un precio. De las elecciones en la vida, del éxito, de lo conseguido... "Me gusta decir que está lleno de risas, dolor y oscuridad, pero también de swing, jazz y mambo". La puesta en escena quiere acercarse a lo instantáneo, a lo ocurrido en el momento, a lo imprevisible, "podríamos decir a lo vivo del directo, donde las disciplinas son un personaje más y donde el espectador tiene un lugar importantísimo", explica el director.



En el centro absoluto del montaje, en su concepción -junto a Carlos Dorrego- y ejecución, está la actriz, cantante y compositora Najwa Nimri, que se encarga de la dirección musical, de la producción y de la intepretación. "La idea surge en mi cabeza intentando encontrar un concepto formal y glamuroso capaz de atrapar al público para desvelar que ese brillo esconde una parte terriblemente oscura -reconoce a El Cultural-. Para ello, hemos usado estereotipos de los años 50 y 60 y referencias de la música de esa época". El ritmo de la batería, los ecos de las instrumentaciones y los ambientes del teclado nos llevarán por un espectáculo en directo "en el que la premisa esencial -explica Nimri- es si somos capaces de renunciar a la luz del Sol por la luz de los focos". Junto a Kimberley Tell, Anna Castillo y Alba Flores, Najwa Nimri se adentra en la historia de una estrella de la música que sabe que ha llegado la hora de despedirse de los escenarios pero que para ello necesita un sucesor. Una noche conoce a una joven cantante que tan solo necesita un nombre para poder despegar. Él le regala la fama y la convierte en un mito. Pero para poder conseguir entrar en ese Olimpo tiene que tomar una decisión difícil... Este relato con connotaciones fáusticas ha significado, para Soto, una experiencia fundamental en su carrera: "En lo humano me he encontrado con un equipo generoso y trabajador y en lo teatral, con una producción cuidadísima en la que me he sentido arropado en todo momento".



Sobre el auge de los musicales, en especial en el entorno de la Gran Vía madrileña, Soto considera que lo que realmente está teniendo un gran protagonismo es la unión de profesionales de muchos campos: "En el teatro cada vez se utilizan más herramientas y eso me parece esencial. Ese eclecticismo nos lleva al aprendizaje y la evolución. Es verdad que los músicales están en alza pero no se puede producir de cualquier manera. Un musical es muy complicado. Tengo otro proyecto en la cabeza que espero montar algún día pero que requiere del acopio de un grandísimo esfuerzo".



@ecolote